Doña Juana
Mercedes Vega
Bilbao
Erguida, con rostro arrogante, mirada fija y sangrante. Así se presentó Doña Juana ante el rey de Portugal para reclamar sus tierras cerca de la frontera lusa, tras ocupar la regencia española. Lucía un negro vestido de terciopelo, se quitó un guante para mostrar sus joyas y poderío. Llevaba colgado un medallón con la imagen de su hermano Felpe II para que recordaran su procedencia. Y el rey no tuvo por menos que aceptar su visita, aunque anticipara que la tormenta se acercaba.