Un segundo
Fabián Alcázar
Bilbao
Otra mañana en que la marcha del reloj parece volar y debo correr al trabajo. Solo pienso en llegar a la reunión que me espera. Salgo de casa, doblo la esquina, siento que me empujan fuertemente y caigo.
Parpadeo. El edificio al otro lado de la calle ha cambiado. De una ventana azul asoma esa novia que tanto amé y perdí. En otra naranja veo una mano que sostiene una foto del parque donde jugaba al fútbol siendo niño. De la vecina a ella cuelgan mis zapatillas de correr teñidas de rojo. En la siguiente, una silueta de una mujer que sostiene un bebé se evapora en una nube verde. Es un sinfín de imágenes y colores. ¿Qué es esto? Dudo. Un segundo se ha congelado en el tiempo, la conclusión me golpea como un rayo. La vida no es más que un concierto de momentos y emociones teñidas con colores que se interconectan; eso que veo ante mí, es la mía.
Cierro mis ojos lentamente y al abrirlos todo se ha convertido en un negro y silencioso vacío.