Metal pesado
Pablo Villanueva
Bilbao
Las guitarras atruenan por los amplificadores. Metal a todo volumen, hierro sónico.
El batería golpea furioso los tambores, el teclista se dobla violentamente sobre los teclados. Su imagen me recuerda al acero retorcido, como en aquella obra de Jorge Oteiza. El telón del fondo que preside el escenario es un enorme logo de Rammstein, parece una adaptación de la Cruz Negra.
La audiencia corea el estribillo, levanta las manos, grita, aplaude. Especie de éxtasis colectivo, como si estuviéramos en una celebración religiosa. Otra forma diferente de hacer un Homenaje a Malévich.