Marcianos
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La opinión de Juan Miguel Alonso
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León
En cierta ocasión fui severamente reprendido porque dejé dicho en una entrevista que los leoneses éramos muy marcianos. Alegué en mi defensa que el marcianismo legionario incluía mi inveterada admiración por los seres extraños y alienígenas , extravagantes en suma que siempre han sido vistos como objetos dignos de contemplación y de hasta admiración por quien esto suscribe.
Aquella sentencia me sigue pareciendo muy adecuada hoy, unos días después de la Madre de todas las manifestaciones que fue algo menos de lo previsto. Entre la tropa variada con la que me emborracho habitualmente encontré razones de toda índole para no sumarse a la algarada, pero algunas me parecieron dignas del Tractatus Logico-Philosophicus de Wittgenstein. Un sobrino me argumentó la locura de convocar una manifa jugando la roja en idéntica franja horaria, una compañera alegó la asistencia inexcusable a una peli en versión original y varios me aseguraron su imposibilidad moral de asistir a una movilización convocada por ( los traidores) CCCO y UGT. Reconozco que llevo unos días dándole vueltas a la cosa porque igual resulta que el marciano soy yo y ando más despistado que Paquirrín en unos ejercicios espirituales de los Kikos, de los otros Kikos, claro. Prometo tenerle al cabo de las conclusiones de estas divagaciones otoñales.
Sea como fuere, lo que me resultó más galáctico fue la justificación de la Consejera Milagrosa Marcos de estas inquietudes legionarias en los vaivenes del Gobierno, del Central claro, y su lacrimosa confesión de que para la Junta esta es una provincia querida, valorada y tratada. Esta última calificación me pareció muy adecuada, lo que no sé es si quería decir puteada, retratada y maltratada.
Al día siguiente llegó el jefe Mañueco para que nadie se despiste, y fue cosa de locos lunáticos ver el arte palmero de Silván y Majo. Y es que la Feria de Mayo ya está ahí. Olé y Olé.