Nos fastidia perder
A Coruña
Se hizo esperar pero ya empieza a haber cierto runrún entre la afición del Leyma Coruña. Siete derrotas consecutivas inquietan hasta al más mesurado, mortifican hasta al máspaciente. El equipo pierde y la afición reclama soluciones.
Desde fuera da la impresión de que el club está en calma. El discurso de tranquilidad que emana de las oficinas de Arquitecto Rey Pedreira empieza a mosquear a más de uno, harto de la aparente pasividad y falta de autocrítica. Es evidente que el equipo ha tenido mala suerte con las lesiones pero las lesiones no bastan para justificar el mal juego y las derrotas. Urge cambiar el discurso.
Pero ¿quién es el responsable de la situación del Leyma?, ¿quién tiene la culpa? No creo que haya que buscar culpables, sino soluciones. Estoy seguro que en el seno del club se está produciendo un análisis concienciudo a todos los niveles para dar con la tecla que cambie la dinámica del equipo herculino.
Desde el cuerpo técnico se trabaja para afrontar con garantías los próximos compromisos (el más próximo, el del viernes, el Melilla visita Riazor): trabajo pisocológico con unos jugadores muy tocados mentalmente, trabajo físico y trabajo técnico (scouting del próximo rival, corrección de errores –sobre todo de conceptos defensivos-, etc).
Desde la directiva, sin olvidar en ningún momento la situación económica del club, se tienen que estar planteando la posibilidad de cortar (la actitud de algún jugador es lamentable) e incorporar a algún jugador (está claro que la plantilla tiene graves carencias en la dirección de juego y en la defensa, por físico y por conceptos). Incluso la figura de Gustavo Aranzana vuelve a estar cuestionada (no olvidemos que su primera temporada en A Coruña no fue nada fácil).
Ninguna decisión puede ser tomada a la ligera. Todavía hay tiempo pero no podemos confiarnos. Esta temporada descienden tres equipos a LEB Plata y el Leyma está haciendo méritos para ocupar una de esas plazas.
Sean cuales sean las decisiones tomadas, las medidas adoptadas, el club tendrá el respaldo de la afición, aunque hay un aspecto que es innegociable: no queremos más brazos bajos ni caras de indiferencia, hay que pelear cada acción, demostrar que estamos en esto para competir y que nos fastidia perder.