Agua y jabón
Amaia Martínez Aldecoa
Bilbao
Lavanderas en Arlés, mujeres que dejaron huella en una tabla, sin bálsamo para sus manos. Asomadas a la orilla, no buscaban un espejo que les devolviera la mirada; sabían que las rimas y coplas mienten y que el río no canta. La corriente les robó el nombre y alguna sábana.
Quizá, alguna prestó al pintor una tela áspera y limpia, para que él la embadurnara cubriéndola de colores y, como un esbozo, las pintó sin rostro, con la cabeza gacha y a lo suyo, lavar.