El Halloween que nos llega
La Firma de Maribel Campos
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Palencia
La fiesta de Halloween se ha colado entre nosotros y no parece que nada pueda acabar con ella. Se ha ido introduciendo de tal forma en nuestra sociedad, que muchos lo asumen ya con total naturalidad, sin plantearse siquiera que se trata de una tradición importada, de la que hace tan solo unos pocos años la gran mayoría de los españoles ni habíamos oído hablar de ella.
Pero la fiesta de Halloween es, a estas alturas, una celebración plenamente consolidada en España, tan interiorizada por nuestros hijos, que los más pequeños lo viven con la misma intensidad que otras muchas tradiciones festivas que sí consideramos plenamente españolas, como los Reyes Magos, los carnavales o incluso nuestros queridos sanantolines.
Y no creo que esta circunstancia tenga nada de malo. Al contrario, los niños parecen haber encontrado una fórmula sugerente para acercarse a esa celebración mucho más tradicional, pero que siempre ha resultado demasiado ajena para los más pequeños, como es la fiesta de Todos los Santos.
Hay quienes tienen miedo de que toda esta parafernalia de disfraces, máscaras, brujas, vampiros y calabazas acabe por enviar al olvido todas esas tradiciones destinadas a honrar a nuestros difuntos y que repetimos, año tras año, cuando se acerca el 1 de noviembre, las flores, las visitas a los cementerios e incluso las fraternales cenas de amigos, con los clásicos calderos de castañas asadas.
Por eso, no es difícil encontrar voces que claman duramente contra la nueva moda de Halloween y critican a quienes se suman a ella. Pero yo creo que hay espacio para ambas tradiciones, que las dos formas de celebrar la fiesta de Todos los Santos pueden coexistir pacíficamente. Es más, creo que Halloween puede servir para que los pequeños se acerquen a la fiesta de los difuntos de una forma mucho más natural, sin temor a acercarse a los cementerios, sin miedo a la muerte y todo lo que la rodea.
Porque no olvidemos que toda tradición tiene siempre un principio, y muchas de las que tenemos en España son también importadas como lo es Halloween. O quién se acuerda ya que comer las uvas en Nochevieja era una costumbre de la alta sociedad francesa del siglo XIX, o que el fútbol no era más que un juego de las clases bajas de Inglaterra o incluso que los árboles de Navidad fueron popularizados por los soldados alemanes durante la Primera Guerra Mundial.
¡Feliz Halloween y día de Todos los Santos!