0-2. La UD Ibiza se pone seria

Ibiza

Segunda victoria consecutiva, segundo triunfo de la temporada a domicilio, en el campo de un equipo complicado como el Talavera, que ocupaba puestos de fase de ascenso y segunda jornada seguida en la que Alex no ve perforada su portería. De repente la UD Ibiza parece otro equipo y lo que es más importante, sabe a lo que juega, exprime sus virtudes y minimiza defectos.

El entrenador, Andrés Palop, ha dado con la tecla y ha encontrado el mejor sistema para sacar provecho de la plantilla que maneja. Calcó el mismo equipo y sistema que derrotó al Marbella e incluso los jugadores parecieron salir desde el primer momento con una pizca más de intensidad y solidaridad defensiva para evitar sustos. Cuestión de creer en lo que se está haciendo y sobre todo confianza porque ahora existe una idea y un patrón de juego.

Cumplido el primer elemento de poner el candado en tu área quedaba otra asignatura pendiente, más mordiente y presencia en ataque y esto también ha aparecido. Para echar una mano al técnico ha asomado el factor Cirio, un futbolista desequilibrante la temporada pasada e igual de letal en Segunda B. Una lesión le dejó fuera del equipo en el arranque de temporadas y hasta ahora apenas se le había visto. Pero a medida que va cogiendo forma demuestra que es una pieza básica en el engranaje deportivista. Fue uno de los protagonistas ayer, anotando los dos goles de su equipo. El primero de oportunista nato, el segundo, retrata a la perfección sus características: Rapidez y definición certera. Lleva tres tantos en las dos últimas jornadas disputadas.

El choque arrancó con un Ibiza bien plantado sobre el terreno de juego, que ya llegó con peligro al balcón del área rival a los dos minutos en una acción de Rodado que fue objeto de falta y su lanzamiento posterior se perdió por encima del larguero. Había igualdad en el juego, que rompieron los visitantes a los 24 minutos. Iosu controló el balón en su propio campo, avanzó unos metros y sirvió un pase excelente en profundidad a Javi Serra, uno de los jugadores que está cobrando cada vez más protagonismo en el juego y también chispa desde su banda, El extremo ibicenco en pugna con un defensa del Talavera se benefició de un rebote para disparar a puerta, su remate fue desviado por el portero local, pero dejó el esférico muerto a los pies de Cirio que acompañaba la jugada y que sólo tuvo que empujar el balón a puerta vacía. La acción retrató también lo que busca Palop, verticalidad en el juego y eficacia en el remate. Con el viento de cara, el Ibiza jugaba cada vez más cómodo, y el equipo talaverano no sabía cómo generar peligro.

Sólo en el arranque de la segunda parte creciño el empuje local, lo que obligó a recular al Ibiza, que tuvo que defender cerca de su área. Los centrales, Gonzalo y Verdú cobraron protagonismo y hubo un par de remates con intención de los locales que se perdieron fuera por poco. No había jugadas trenzadas, pero todo el juego se desarrollaba en campo visitante.

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Pero cuando más presionado estaba el equipo ibicenco llegó la sentencia. Un pelotazo en defensa para alejar el balón de su área llegó al medio campo. Rodado saltó con un defensa local y la pelota quedó mansa a Chavero que hizo una delicatesen. Controló con el pecho y sin dejar que el esférico tocara la hierba envió un pase a Cirio en la divisoria de los dos campos. El delantero deportivista se encargó de todo lo demás. Inició la carrera perseguido por tres defensas locales, mal posicionados en el campo, e incapaces de seguir su ritmo. Carrera solitaria de 40 metros con el aliento en el cogote que no inquietó a Cirio que buscó la mejor posición para el remate y desde el área pequeña fusiló al portero del Talavera. Nunca hay que conformarse hasta conseguir que lo bueno sea mejor y lo mejor excelente. Era el minuto 64 de partido, pero el gol dejó anestesiado por completo al conjunto local que fue incapaz de darle algo de emoción al choque.

El Ibiza controló el choque a su antojo, mantuvo la intensidad, concentración y solvencia defensiva y dejó que el cronómetro corriera hasta el pitido final. A veces se llega al éxito con una fórmula de lo más simple.