Blasco Ibáñez y Joaquín Sorolla
Nadie como ellos han descrito la forma de ser y de pensar de nuestro pueblo. Ninguno de los dos, por desgracia, tiene, en el cementerio general, un lugar acorde con su grandeza
El Punto de Vista de Julián Giménez (24/10/2018)
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Valencia
No hay nada indigno porque los restos de una persona permanezcan en un nicho común del cementerio. Seguramente es lo que hubiese querido el propio Blasco Ibáñez: nada de pompa, pasar desapercibido.
En realidad la idea de trasladar sus restos responde más bien a una cuestión simbólica. Simbólica por razones históricas y literarias. Porque las nuevas generaciones creen que Blasco Ibáñez es una avenida que casi llega al mar. Esta es la ciudad de muchos y muchas ilustres, pero sobre todo es la ciudad de Joaquín Sorolla y de Blasco Ibáñez.
Nadie como ellos han descrito la forma de ser y de pensar de nuestro pueblo. Ninguno de los dos, por desgracia, tiene, en el cementerio general, un lugar acorde con su grandeza.
Julián Giménez
Licenciado en Ciencias de la Información por el CEU San Pablo de Valencia y Máster en Comunicación y...
