Ausencias inexplicables

Bilbao

Ni los dos expresidentes del Gobierno, ni la presidenta del Congreso, ni el presidente del Senado...ninguno de los cargos institucionales del Partido Popular acudió ayer a la cumbre hispano-francesa de homenaje a las víctimas del terrorismo y a la colaboración gala, que fue fundamental para el fin de ETA.

"Problemas de agenda" han alegado algunos de los ausentes, que no los tuvieron para acudir a la comida en la que su presidente, Pablo Casado, ayer el cínico, se quejó de que no le hubieran invitado a la cumbre, cuando el PP "fue el partido que derrotó a ETA".

Si Casado quiere seguir utilizando el fantasma de ETA como estrategia partidaria de desgaste al Gobierno está en su derecho. Cuenta, eso sí, con el reproche público de la mayoría de las víctimas, por lo menos en Euskadi. Pero una cosa es el partido y otra las instituciones, que nunca deberían actuar en nombre de una ideología y se deben a la pluralidad que representan. Lo entiende perfectamente el lehendakari Urkullu, presente ayer en el acto, fue de los principales focos y seguro que discrepando con algunos de los mensajes escuchados: el énfasis en la derrota, por ejemplo. Pero era un día de unidad y homenaje a las víctimas. Y Urkullu entiende su papel. No como otros.