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El Córdoba perpetra un partido bochornoso (4-2)

Este equipo regaló a su afición uno de los espectáculos más lamentables que se recuerdan. Sin actitud y una profesionalidad más que cuestionable, pudo caer por un diferencia histórica en Granada. El portero salvó cuatro goles cantados y maquilló algo el marcador

Jaime Romero pugna por un balón / Córdoba CF

Córdoba

Es lamentable comprobar cómo en el fútbol un vestuario (o parte del mismo) puede cargarse a un entrenador. Ocurrirá o no, pero la verdad es que los méritos del equipo lejos de casa (donde sí se atraven a dejarse la actitud en el vestuario) hacen pensar eso y mucho más.

En Granada, el Córdoba hizo un ridículo que tardará mucho en olvidarse. Jugó sin honor ni dignidad profesional durante muchos minutos, sobre todo en una primera parte absolutamente vergonzosa, en la que su rival pudo marcharse al descanso ganado por cinco a cero, de no ser por las paradas espectaculares de Carlos Abad y la ayuda del poste y el larguero. Fue un primer tiempo bochornoso como no se recuerda. Lo de Albacete queda en nada comparado con lo visto en el césped de Los Cármenes, alimentando las teorías de quienes piensan que el vestuario no quiere a Sandoval. Al final, esas teorías van a tener razón, porque si no, no se explica cómo es posible que un equipo "profesional" salga al campo sin actitud ni ganas. Un despropósito inadmisible para una plantilla no exenta de calidad, pero que se ha empeñado en seguir las directrices equivocadas de quien no siente el escudo ni lo sentirá jamás.

El gol de penalti de Aythami fue un espejismo que metió durante cuatro minutos al equipo en el partido. Lo dicho, un espejismo. Igual que en el gol de Bambock a falta de cinco minutos. Falsas realidades en un encuentro que el Granada ganó sin despeinarse y que pudo dejar un marcador de los que hacen historia de no ser por Carlos Abad, el único jugador cordobesista que se salva de la quema. El resto, sin excepción, quedaron señalados.

En ellos está el revertir una situación inexcusable. Se puede ganar o perder. Se puede jugar mejor o peor. Pero lo que nunca debe permitir un equipo "profesional" es bajar los brazos y dejar de luchar. El Córdoba no merece eso... como no lo merece una afición que este sábado se sintió pisoteada. No solo los valientes que fueron a Granada, sino los miles que lo vieron a través de la TV.

Ahora habrá que ver qué hace el club con Sandoval, al que la afición ha respaldado hasta el día de hoy. Pero una cosa está clara. A la afición no se le engaña. Eso pueden tenerlo todos muy claro. Cristalino.

El sábado, el Almería. Ahí seguro que se recupera la actitud. Seguro.

 
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