Usuarios de ambulancias de Burgos se quejan de retrasos y jornadas maratonianas

Burgos

Usuarios de ambulancias del norte de Burgos se quejan de falta de puntualidad, retrasos y jornadas maratonianas que sufren los enfermos, así lo asegura Teresa de Jesús, esposa de uno de los afectados. Su marido sufrió un trasplante de riñón, sufre cardiopatías, es diabético y tres veces a la semana tiene que desplazarse al Hospital Universitario de Burgos para someterse a diálisis.

En teoría tiene que iniciar la diálisis a las siete y media de la mañana y terminar hacia las doce. En la práctica, muchos días llega tarde porque la ambulancia se retrasa. Además, es habitual que esté de vuelta en casa hacia las cuatro y media o las cinco de la tarde y esta misma semana salió de Medina de Pomar a las siete y media de la mañana y regresó casi doce horas después.

Teresa cree que los enfermos no tienen la culpa del recorte de gastos al que atribuye la situación actual y considera que están recibiendo “un trato inhumano”. En cada ambulancia llegan a viajar siete u ocho enfermos y son de varias localidades, lo que hace el viaje muy largo. Además, es frecuente que tengan que esperar en el hospital a que haya un vehículo disponible, en ocasiones durante horas.

De hecho, el marido de Teresa suele llevar algún bocadillo y dinero para pagarse comida o bebida porque no recibe este servicio en el hospital donde le están tratando.Asegura que se ha dirigido en varias ocasiones a los responsables de las ambulancias y los servicios de coordinación del Hospital Universitario de Burgos “pero siempre intentan poner alguna disculpa y dicen que lo arreglarán, aunque no es así”.

Desde la Gerencia de Sacyl en Burgos, Magdalena León admite demoras puntuales en el servicio de transporte para recibir tratamientos, aunque considera que los medios son adecuados. Asegura que los casos graves se trasladan con rapidez, aunque no se puede disponer de una ambulancia para cada caso crónico.

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