Centro de Aranda ¿territorio sin ley?
Tras las fiestas vuelve la polémica sobre los ruidos, vandalismo y suciedad que sufre de forma continua el vecindario del casco antiguo cuyos representantes denuncian pasividad en su control y sanción
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En este estado se encontraba el denominado "triángulo de la vergüenza" del centro de Aranda el sábado de las pasadas fiestas patronales / Cadena SER
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Aranda de Duero
Las fiestas patronales han vuelto a poner sobre la mesa la situación que sufre el vecindario de la zona centro de Aranda por las consecuencias del ocio nocturno descontrolado. Representantes de este colectivo han hecho público su hartazgo después de unas fiestas y de un verano en el que cada fin de semana se han sucedido los eventos nocturnos en las calles del centro, cuyas consecuencias son, según relata este colectivo, la imposibilidad de descansar más de tres horas antes de ir a trabajar, “botellones, orines, peleas y exceso de decibelios”. Denuncian la existencia de irregularidades e incumplimientos de la normativa por parte de locales ante la pasividad de la Policía Local y del Ayuntamiento, por lo que se sienten engañados.
Como ejemplo ponen que los compromisos con los que salieron tras la reunión mantenida justo antes de las fiestas patronales entre seis representantes vecinales, la alcaldesa, los concejales de Seguridad Ciudadana y Festejos y el jefe de la Policía Local quedaron en papel mojado: aseguran que se les prometió que no se permitiría música exterior en los establecimientos y que el día previo a las fiestas patronales los conciertos programados terminarían a las doce de la noche, cuando no se cumplió ninguna de las dos cosas . A todo ello añaden bares abiertos con música en la calle a todo volumen pasadas las siete de la mañana, deficiencias o falta de dobles puertas exigibles a establecimientos con licencia para abrir hasta altas horas, o acciones incívicas recurrentes, desde orines a destrozos o la suciedad e inseguridad que genera el botellón.
Pero si todos estos perjuicios indignan al vecindario, aún más molestos se encuentran por la pasividad que denuncian de las autoridades municipales, tanto políticas como de la policía local. Mientras que aseguran escuchar buenas palabras e incluso en ocasiones les dan la razón, paralelamente reciben el mensaje de que no hay efectivos suficientes para llevar a cabo todos los controles que solicitan o que el vandalismo no desaparecerá pese a un incremento de la vigilancia.
Este colectivo vecinal afirma que no está en contra de ningún evento festivo o lúdico, ni de las fiestas patronales, Sonorama o las fiestas de las peñas, pero reclama que se genere en el entorno en el que viven “un espacio de respeto con niveles de ruido y horarios razonables”. Reclaman que no se favorezca “esta especie de gentrificación que unos cuantos están buscando para convertir la zona centro en un gran parque temático del ruido y alcohol sin vecinos incómodos que reclamen un poco de dignidad en la convivencia en lo que es su barrio desde hace muchos años.”