La traca... y el final
La capital de la Ribera del Duero echa el cierre a nueve jornadas de actividad festiva al son del 'pobre de mí'
Aranda de Duero
Hasta el año que viene. Las fiestas patronales en honor a la Virgen de las Viñas 2018 ya son historia. La villa echaba el cierre a nueve jornadas de actividad festiva llegada la medianoche. La tradicional traca así lo atestiguó. La rueda, lo anunció. Y el entierro de la sardina, bañada en del río Duero, no dejó lugar a dudas.
Aranda de Duero ha vivido multitud de experiencias durante los últimos nueve días. Jornadas en las que arandinos y 'forasteros' celebraron al ritmo de charangas, conciertos, verbenas y orquestas.
Jornadas en las que el vino alegró el espíritu en las bodegas subterráneas invitando a la alegría con la hospitalidad de las peñas de la localidad.
Jornadas en las que las calles se pusieron con notas de color y amanecieron con dianas de esperanza.
Jornadas de toros, bajadas, concursos, barracas, comparsas, bailes, vermús, talanqueras, almuerzos, regatas, gigantes, cabezudos, monaguillo, seis vinos o un Grand Prix...
Jornadas en definitiva en las que el pueblo retomó el pulso a la fiesta más tradicional, en las que la juventud atronó con su vitalidad el remanso de días previos, y en las que Aranda de Duero volvió a mirar hacia su ermita para honrar con felicidad a su patrona la Virgen de la Viñas.
Ahora toca pensar en las siguientes, previo paso por unas elecciones municipales que abren la incógnita de la continuidad o el cambio, pero en definitiva que desembocarán en otros nueve apasionados días entre Cañonazo y traca final. ¡Hasta el año que viene!