Ólvega celebra sus fiestas patronales en honor al Santísimo Cristo de la Cruz a Cuestas
Desde el jueves 13 al martes 18, seis días de celebración con un variado programa de actividades
Soria
Ólvega disfrutará de sus fiestas patronales en honor al Santísimo Cristo de la Cruz a Cuestas, desde este jueves y hasta el martes 18 de septiembre, con un amplísimo programa de actividades para todos los públicos y edades.
- PROGRAMA
Cada jornada se abrirá con Diana con charanga y se cerrará con Verbenas y Orquesta, sin olvidar los bailes en la Plaza de España. El viernes se celebrará el Festival Taurino, con el rejoneador Mario Pérez Langa, los toreros Miguel Abellán e Imanol Sánchez y La novillera Rocío Romero, que lidiarán 5 novillos de la ganadería Laurentino Carrascosa. Además, no faltarán encierros y suelta de vaquillas casi cada día.
El propio viernes, tendrá lugar la Solemne Procesión y Misa Mayor en Honor al Patrón de Nuestra Villa, el Santísimo Cristo de la Cruz a Cuestas, con la participación del Ayuntamiento, acompañados de la Banda Municipal y de Trovadores de la Paz, con el homenaje a los mayores en la Residencia de Ancianos “Virgen de Olmacedo”, a continuación.
Además, el programa contempla el concurso de Peñas, con lanzamiento de alpaca, tira-soga, gymkhana, sacos, carrera de huevos con cuchara, entre otras, concurso de pancartas y de terrizos, el XXXVIII Edición del concurso de Fotografíay Pintura, concurso de disfraces para los más pequeños, juegos populares, becerrada de los quintos con Gran Prix…
En definitiva, seis días para disfrutar de las Fiestas de Ólvega como nunca.
Pero conozcamos también un poco más de la localidad del Moncayo.
El término municipal de Ólvega se extiende, aproximadamente, entre los 41º 43´ y los 41º 49´ de altitud norte, y entre 1º 37´ y 1º 49´ de longitud este, según el meridiano de Madrid. Su superficie geográfica es de 99 km², es decir, 7.553 hectáreas. Su altitud sobre el nivel del medio del Mediterráneo en Alicante es de 1.029 metros. Dista 45 kilómetros de la capital provincial. Limita al norte con los términos de Muro y Ágreda; al este, con el de Fuentes de Ágreda, La Cueva y Beratón; al sur, con el de Borobia (Monte Toranzo), Noviercas e Hinojosa del Campo; y al oeste, con el de Pozalmuro y Matalebreras. Cuenta con una población de 3.350 habitantes. Cruza la villa la carretera C-101. Además, está magníficamente comunicada con la capital de la provincia y tiene fácil acceso a Levante por la N-234. Ólvega se presenta como un municipio tranquilo y atrayente, donde se encuentra prosperidad, sosiego, ambiente moderno y bellos paisajes, un lugar ideal para el disfrute y descanso estival. Pequeñas fuentes de buenas aguas abundan en sus campos, alegrándolos.
En cuanto a la historia de Ólvega, las gentes rudas, “indómitas y difíciles” que habitaron esos pequeños castros, eran “pelendones”, rama que proviene de los celtíberos. Su economía era rudimentaria, esencialmente pastoril más que agrícola, y con alguna probable y mínima explotación de la minería y metalurgia del bronce y del hierro, para fabricación tosca de sus propias armas y utensilios, sin alcanzar la perfección de las falcatas y espadas celtibéricas. Si retrocedemos más en el tiempo, tenemos que consignar también el hallazgo en tierras pertenecientes a su término municipal, de hachas y otros restos prehistóricos.
Pero volvamos a los orígenes del poblado o asentamiento primitivo de la villa. En nuestra opinión, nace Ólvega como pequeño “vicus” en el siglo V con un puñado de hispanorromanos huidos de la cercana Augustóbriga (Muro), arrasada trágicamente por el fuego a manos de las primeras hordas bárbaras de vándalos y alanos (año 409). Aquella importante ciudad romana tenía una muralla de 3.077 metros de perímetro, estaba clasificada como “mansio” o final de itinerario porque desde ella se comenzaba de nuevo a contar millas; y se hallaba en la vía “de Astúrica a Caesaraugusta”.
Tras el incendio, ante la inseguridad y peligro de nuevas hordas, Augustóbriga, como ciudad maldita, queda abandonada, desolada y olvidada durante siglos. Sus gentes se dispersaron por los alrededores en busca de un lugar seguro. Es en ese momento cuando piensan en Ólvega, que está lo suficientemente apartada (unos 6 kilómetros) de la ciudad “desierta” y de la calzada romana, y a la vez cercana como para no dejar de beneficiarse de la riqueza cerealista de aquellas campiñas y del laboreo del mineral de hierro.
En un principio, el primitivo asentamiento o poblado olvegueño ocuparía la pequeña acrópolis de los alrededores de la ermita de Los Mártires, más fácil de ser defendida. Asimismo, es también muy probable que Augustóbriga o los núcleos que la sustituyeron, tuvieran ya, tan tempranamente, en el siglo V, pequeñas comunidades cristianas, evangelizadas sin duda desde la cercana ciudad de Turiaso, sede episcopal en ese siglo.