No me llames Bon, solo Maxi
El delantero uruguayo del Celta ha perdido 8 kilos en los últimos meses
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Maxi Gómez celebra su gol junto a Lobotka / MIGUEL VIDAL (Reuters)
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Vigo
Maxi Gómez llegó el pasado verano al Real Club Celta. Hace poco más de un año. A su llegada a Vigo se puso a trabajar. Muchos jugadores estaban de vacaciones y él, junto a un preparador físico, se ponía a punto para iniciar el campeonato. Y en los primeros partidos, el comentario generalizado era el de que "a Maxi le sobraban unos kilos". Era un delantero robusto, grande y al que ese "sobrepeso" no le afectó. Llegó, debutó y marcó. Y a base de goles encandiló al celtismo y a muchos equipos que quisieron hacerse con sus servicios durante el mercado invernal (China) y nuevamente este verano.
Pero Maxi sigue en Vigo y ojo, cómo ha llegado después de la disputa del Mundial con su selección. El delantero internacional del Celta ha perdido unos ocho kilos en los últimos meses. Está finísimo y se ha convertido en un jugador que no solo hace goles y aporta cada día más. Ha mejorado sus cualidades técnicas, se asocia con sus compañeros, ocupa muchos más espacios y asiste a quien haga falta.
Llevamos tres partidos de liga y el uruguayo, que se quedó fuera de la última lista de su país por problemas con el visado, ha marcado dos goles y ha dado dos asistencias. Un crecimiento imparable para un jugador de 22 años.
Parece difícil que Iago y Maxi puedan repetir sus números de la pasada temporada pero si de algo estamos seguros es de que lo van a intentar y goles...nos van a dar.