Luces y sombras para empezar

Soria

El Numancia empató el Córdoba este sábado en un duelo que pudo ganar cualquiera de los dos equipos pero que a falta de pocos minutos parecía que serían los sorianos los que se llevarían los tres puntos. Sin embargo, el duelo demostró lo que es esta Segunda división y lo que va a seguir siendo esta temporada, con un altísimo nivel competitivo, y en la que no hay que dar a nadie por muerto antes de tiempo.

Y podemos empezar a sacar conclusiones, con pinzas, eso sí, porque con sólo 90 minutos tampoco podemos sentenciar en demasía lo que puede dar de sí este Numancia, que mostró luces y sombras. En cuanto a sombras, los errores defensivos. Ojo, defensivo, que no sólo de los defensas. Los tres goles del Córdoba llegan por desajustes de retaguardia y falta de apoyos desde las líneas más avanzadas. En el primero de los tantos, Markel rompe el fuera de juego y Carlos no llega a cubrir a Jovanovic; en el segundo, Javi Lara dispara desde la frontal sin oposición (aunque es un gran lanzamiento, vaya esto por delante); y en el tercero, Aythami, un central, remata solo en el área, con cuatro jugadores rojillos viendo el cabezazo en primera final a un par de metros de distancia. Además, se vieron las carencias de Marc Mateu como lateral, si bien se puede exculpar al valenciano, ya que no es su demarcación natural. Y eso se nota.

Los cambios pudieron tener su trascendencia en el decaimiento de un Numancia que remontó el vuelo tras el 2-1 para poner el 2-3. Yeboah, que estaba haciendo mucho daño, dejó su sitio a Nacho, mientras que Larrea y Kako Sanz entraron por Villalba y Diamanka. El centro del campo rojillo perdió consistencia con un Escassi superado. Tal vez el cambio más claro hubiera sido por un Guillermo agotado que erró cuando pudo hacer el 2-4 y sentenciar el partido.

Pero, como digo, además de sombras hay luces. Y es, principalmente, esa actitud del equipo de mirar hacia adelante. Tras empatar Carlos Gutiérrez, el 2-1 de Javi Lara pudo haber noqueado al Numancia, pero los jugadores dieron un paso adelante, apretaron y llegaron los goles de Yeboah y Oyarzun en apenas tres minutos. El ghanés, por cierto, fue la gran sorpresa por su verticalidad, desborde y descaro, además del buen gol que hizo. Me da buenas sensaciones. Y tras el 2-3, el equipo quiso más. Con eso también hay que quedarse. Mantener ese espíritu combativo y cerrar mejor en defensa, a bote pronto, son las claves para el futuro. Y tal vez algún refuerzo en la retaguardia o en la medular no estarían de más. Pero hoy por hoy, hay que dejar salir antes de entrar.