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Historia universitaria

Una mente precoz y polémica del Estudio salmantino

El Tostado es una figura tan apasionante como desconocida a pesar de tener su propia calle en Salamanca

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Salamanca

Hoy ponemos nuestra mirada en una calle estrecha, empinada, con nombres muy curiosos y dedicada desde el siglo XIX a un ilustre universitario: Alonso Fernández de Madrigal, más conocido como EL TOSTADO. o el ABULENSE, por ser Ávila el lugar donde nació, murió y está enterrado. Todo un personaje que llegó a Salamanca a estudiar Artes, Teología y Leyes y con una precocidad extra. Tanto que apenas superada la veintena era doctor en todas las especialidades, alcanzando la cátedra de Filosofía Moral. También la de Poesía. Y terminó siendo maestrescuela, o sea Rector, puesto en el que tuvo –se dice—sus polémicas con los alguaciles del Ayuntamiento a propósito de la jurisdicción sobre estudiantes que provocaban algún altercado.

Pero el Concejo no fue la única institución con la que tuvo problemas. También los tuvo con el Papa, que no quería ni verlo porque defendía que el Papa debía estar sometido a los concilios. El asunto llegó a las manos de Torquemada, que no pudo con él. Quizás porque también tuvo el apoyo de Juan II. Todo su pensamiento lo dejó por escrito, de hecho escribió mucho. Tanto que a él le debemos el dicho de sabes o escribes más que el Tostado.

Escribió de todo. Hizo traducciones y comentarios. Escribió el política, Teología o Escrituras. Y todo lo reunió en quince volúmenes, que en un momento determinado fueron embarcados en pesados baúles con destino a Roma para su estudio. Como Roma nunca se le dio bien, como hemos visto, el barco naufragó pero los baúles –a pesar de su peso—llegaron flotando a la orilla. Es lo que dice la leyenda.

A mediados del siglo XIX el Concejo da su nombre a la citada calle porque había sido colegial del San Bartolomé o Palacio de Anaya, que en ese momento estaba en expectativa de destino. Perdió la calle el nombre de Azotados –podemos imaginar el origen del nombre—como perdió el de Trasgo, que también tuvo, quizás por las trastadas fantasmagóricas que los estudiantes preparaban en ella. Fue una calle vinculada a la puerta de la muralla que estaba ahí con el nombre de San Sebastán. De hecho, si nos fijamos, en una de las paredes hay sillares de la antigua muralla o cerca vieja.

Una calle con mucha historia universitaria más allá del nombre que ostenta. Efectivamente, hay que recordar que en esa calle se encuentra la entrada a las famosas Caballerizas, que entonces lo fueron, formando parte de la Hospedería de Anaya, y que son hoy cafetería de Letras y uno de los rincones más universitarios de Salamanca. Parada obligatoria cuando se entra o sale del teatro Juan del Enzina, que inicialmente iba para Colegio Mayor Femenino, sustituyendo al de Santa María de los Ángeles, que aportaría al nuevo algunas piezas decorativas. Era la idea en 1953 pero en 1966 se cambia de idea, se crea un aulario de letras y dentro de este se abre el teatro, cuya cátedra fue dirigida algunos años por José Martín Recuerda. La obra fue redactada por Fernando Población. Sin olvidar que en ella estuvo el Cuartel de la Policía Armada o Policía Nacional, que hoy es hotel. ¿Cómo podemos terminar esta mirada al Tostado?

Pues en Ávila, en su Catedral, donde está enterrado en una espectacular capilla, lo que demuestra su fama e influencia. Terminó sus días como obispo de Ávila, un cargo en el que apenas estuvo un año. Insisto si van a Ávila y visitan su Catedral, tienen que ver la tumba del Tostado.

 

 
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