“Granada se coloca al lado de Los Secretos”
Conmemorando cuarenta años de trayectoria musical, el grupo madrileño ofreció este viernes un concierto en la Plaza de Toros de Granada dentro de su gira "Una vida a tu lado"
Granada
En la radio suenan Los Secretos. Parece que no ha pasado el tiempo y llevan casi media vida a nuestro lado. Tras cuarenta años constantes, siempre motivados y prudentes se descubren en buen estado de forma. Bueno, con cierto sentido es lógico que sea así, porque lo que se escucha es una grabación de uno de sus discos de los noventa. Horas después y en directo, sobre un escenario en la Plaza de Toros de Granada, suenan igual de bien. Como en la radio, como siempre. Y es que todo sigue igual. Es viernes, son las nueve y media de la noche y es ahí, frente a sus seguidores e incondicionales, cuando se produce el primer cruce, el contacto con recuerdos entrañables en forma de canciones que transportan a unos años de juventud en los que la música se escuchaba por dos caras distintas.
Hay secretos que al final terminan contándose (y cantándose) en voz alta. En este mundo raro viene muy bien que esos secretos a voces sean revelados en público con naturalidad y sin que parezca un cambio de planes, más que nada para poder renovar y enriquecer las numerosas historias personales que muchos comparten en torno a su música. Después de media vida, el que más y el que menos seguro que sigue guardando secretos confesables de experiencias y lugares en donde las canciones, sus canciones, han coloreado el fondo de algún paisaje vital que merece ser recordado con nostalgia y cariño. La música siempre es buena compañera de viaje, como la radio.
Suenan más canciones, cae definitivamente la noche y en el ambiente se impone una verdad a voces: la unión hace la fuerza. En Granada, ciudad de músicos y música, este concierto fortaleció entre el público sus recuerdos más redondos, como el ruedo, como el sonido en círculos que una y otra vez vuelve a reproducir el vinilo nostálgico que dejó sobre un vidrio mojado Enrique Urquijo. Casi veinte años han pasado ya sin él. Casi la mitad de una historia melancólica en la que nunca es tarde para decir adiós tristeza, adiós. La magnitud de las despedidas y la distancia sólo la sabe el que se queda. Déjame es un imperativo que no debería conjugarse nunca fuera de la música, pero no quedaba otra que volver a ser un niño, volver a empezar. Y así fue.
Si hay voces que se unen en el tiempo, en ese que todo lo cura, está claro que un concierto es el mejor espacio posible para demostrar que no estamos solos y que no podemos perder la memoria. Este viernes en Granada se volvió a demostrar algo así con un repertorio en el que se incluían todos los grandes éxitos del grupo madrileño. Cientos de personas corearon en directo las canciones de Los Secretos, recordando al unísono todas sus letras sin dudar, señal de que siguen a su lado y no caminan solos sin dirección. Sólo cuando se ponen en común las emociones es cuando renovamos y reactivamos el poder de la memoria, con la fuerza de una mirada al pasado tan rotunda y concentrada como unos ojos de gata asomados a la calle del olvido. Después de todo, aunque nadie lo sepa, el acompañamiento también puede ser emocional y anónimo a lo largo de la vida. De momento, ya han pasado 40 años.
Unos al lado de otros. Este grupo y sus seguidores son un buen ejemplo de cómo pasar media vida conectados por un hilo musical invisible y agradecido. Su último concierto en Granada demostró que los recuerdos también son música y la música sueños son. Sin embargo, reinventando las emociones de siempre descubrimos allí algo más. Y es que Los Secretos, tras algo más de dos horas de concierto, supieron explicar cómo seguir siendo especiales cuando toca "bajarse de cada escenario". Tal vez ese sea su secreto.