15 años de cárcel para la mujer que mató a un hombre y quemó su cadáver
La mujer ha sido condenada a 12 años y medio por un delito de asesinato y dos años y medio por un delito de incendio
Sevilla
La Audiencia de Sevilla ha condenado a 15 años de cárcel a la mujer juzgada el pasado mes de junio en un juicio con jurado popular y declarada culpable de delitos de asesinato e incendio, por haber matado en septiembre de 2016 a un hombre en un local de la capital hispalense y prender después fuego al cadáver. En concreto, la mujer ha sido condenada a 12 años y medio por un delito de asesinato y dos años y medio por un delito de incendio, toda vez que la Fiscalía reclamaba inicialmente para ella 30 años de prisión, pero después redujo su petición a la condena ahora impuesta.
A la hora de declarar culpable de un delito de asesinato y otro de incendio a la mujer, identificada como M.E.G.L., los miembros del jurado consideraron por unanimidad que está probado que entre los días 21 y 23 de septiembre de 2016, la inculpada coincidió en una avenida de la capital hispalense con la víctima, A.J.M.G., con quien "mantenía ciertas desavenencias relacionadas con el consumo de sustancias tóxicas a las que ambos eran adictos" y a quien "convenció" para que le acompañara a un local abandonado.
Una vez allí, "y con el deliberado propósito de causarle la muerte", la acusada agredió al fallecido "de diversas formas, causándole menoscabos físicos que, efectivamente, acabaron provocando su fallecimiento, el cual se produjo instantes después de haberle pisado con gran violencia el cuello, descargando todo su peso sobre él".
Según el jurado, la acusada "quiso asegurarse" que la víctima "no pudiera defenderse frente a su agresión", por lo que ya en el local y "simulando que era un juego", consiguió que el finado se sentara en una silla situada en el patio, "lo que aprovechó para atarlo y maniatarlo de brazos y piernas, quedando así privado de toda defensa".
La sentencia recoge que la encausada "no sólo quería causarle la muerte, sino también aumentarle innecesariamente el sufrimiento previo a ese desenlace", para lo que "le colocó una especie de mordaza con varios trapos en la boca, le propinó diversos golpes con los puños y le clavó hasta siete veces un cuchillo", mientras que también le golpeó con un martillo y unos alicates "con gran violencia" en el rostro, tras lo que "le introdujo en la boca varias pastillas de haloperidol, así como agua oxigenada (o tinte del pelo) y Betadine, y procedió así mismo, con una jeringuilla que encontró allí, a inyectarle aire y haloperidol".
El día 25 de septiembre, y "para evitar que el cuerpo fuera descubierto por algún toxicómano de los que frecuentaban el lugar ante el fuerte olor que desprendía", la acusada decidió quemar el cadáver, propagándose el fuego "rápidamente" por todo el local "con grandes llamaradas y humareda", lo que obligó a desalojar una vivienda situada en el piso superior y afectó a un supermercado colindante.