Jorge Rodríguez dimite como presidente de la Diputación de Valencia, mantiene la alcaldía de Ontinyent y delega competencias

Valencia

Jorge Rodríguez abandona la Diputación, se marcha para poder defenderse bien y lo hace convencido de su honorabilidad y de no haber cometido irregularidad alguna, si acaso alguna torpeza, pero nada ilegal. Lo decía parafraseando a Juan Cotino... "Podemos haber metido la pata, pero no la mano".

En una breve comparecencia sin preguntas precedida de aplausos y vítores y cerrada de igual forma, Rodríguez ha explicado que Divalterra, la antigua Imelsa, siempre ha sido una piedra en el zapato. Un problema que intentaron resolver, tras decidir no clausurarla, formando un cordón sanitario formado, precisamente, por los siete directivos cuyos contratos motivaron la Operación Alquería, siete directivos a los que ha defendido y que fueron cesados cuando hubo dudas sobre la legalidad de sus contratos.

Según Rodríguez el listón de la ética política no está demasiado alto, está donde debe estar. Arropado de sus más directos colaboradores, entre ellos alguno de los detenidos, ha indicado que la Diputación queda en buenas manos, las de Toni Gaspar. Y no ha dicho ni una palabra de sus intenciones de seguir al frente del ayuntamiento de Ontinyent.

Más tarde, se ha anunciado que delega sus funciones como primer edil de la capital de la Vall d'Albaida durante el tiempo necesario para preparar su defensa como investigado por prevaricación y malversación en la primera teniente de alcalde, Rebeca Torró.

Torró también asumirá el escaño provincial que deja Rodríguez y en consecuencia abandonará la dirección general que ocupaba en la Conselleria de Obras Públicas. En declaraciones a la SER, ha manifestado que recibe el encargo con total normalidad y ha explicado que será Rodríguez quien determine cuánto tiempo estará ella al mando.

Únete al canal de WhatsApp de la SER