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Mundial 2018

El tiro ganador de Vinnie "The Microwave" Johnson

Iago Aspas decide el partido con un taconazo espectacular

Iago Aspas marcando un golazo contra Marruecos en el minuto 91 / Richard Heathcote (Getty Images)

Iago Aspas marcando un golazo contra Marruecos en el minuto 91

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Decía Chuck Daly, el mítico entrenador de los Pistons, que nada se pudo haber conseguido sin los secundarios. La gente se sabía de memoria el quinteto Isiah Thomas, Joe Dumars, Mark Aguirre, Dennis Rodman y Bill Lambeer, pero eran fundamentales también Dantley, Salley, Dumars, Mahorn y, como no, Vinnie “The Microwave” Johnson. El mote de microondas le venía que ni pintado porque salía en frío del banquillo y era capaz de anotar y anotar. Como en aquella serie contra los Celtics en el 87 cuando iban 11 arriba en el tercer cuarto los de Boston y, Johnson, cambia el partido anotando 22 puntos en el último cuarto. Un jugador que sigue manteniendo el récord de haber anotado en un partido contra los Jazz 19 puntos seguidos para su equipo. Era un jugador imprescindible y Daly sabía que cuando lo necesitaba tenía, por aquel entonces, al mejor Sexto Hombre de la NBA. Pudo haber hecho carrera en otra franquicia con más galones y con más peso en el juego y en la rotación pero asumió su rol de secundario paciente. En las tres temporadas que los Bad Boys llegaron a las finales y consiguieron dos anillos, The Microwave jugó los 82 partidos de Regular Season. Esa era su virtud. La paciencia y la capacidad de anotar. No llegó al Hall of Fame pero su dorsal, el mítico número 15, también se retiró en los Detroit Pistons y nadie lo volverá a lucir. Era el reconocimiento a los secundarios, a los que no tienen tanto nombre pero que son tan importantes. A los que tienen que demostrar tantas cosas en tan poco tiempo. A los que se les exige más porque, precisamente, no son los titulares.

Y Iago Aspas, en esta Selección tan atomizada en Barcelona, Madrid, Atlético y algo de Premier League, es nuestro Vinnie Johnson. Sabe que tiene calidad, sabe que tiene tiro, está con confianza, se entiende en el juego asociativo que proponen Iniesta, Isco y su amigo Silva, pero debe esperar su oportunidad. Debe tener esa paciencia de Sexto Hombre. De nada cuenta que haya sido dos temporadas seguidas Pichichi Nacional y que, cuando llegan los partidos contra Barcelona, Real Madrid, Atlético o Dépor siempre responde con goles. Él tiene por delante en la rotación a Thomas, Dumars, Aguirre, Dantley o Rodman y lo tiene que asumir con naturalidad. Consciente de eso, Aspas declaraba al llegar a Rusia que él tiene que aprovechar al máximo los minutos que le diese el seleccionador y decía: si son 5, pues cinco; si son 15, 15 y si es jugar de titular pues mejor. Y en eso está. Asumiendo la complejidad de tener que salir al final del partido, con el equipo rival perdiendo tiempo y tu equipo tan plano de fútbol, para intentar revolucionar el partido. Con mucha posesión pero sin ser capaces de crear demasiado juego elaborado, le toca buscarse la vida, los espacios para el tiro. Y eso lo hizo el día de Portugal disparando al minuto de haber salido y, ayer con un pase a Rodrigo y con el remate salvador.

Como lo de ser máximo goleador no sirve, como lo de haber marcado 22 goles parece una anécdota en su currículo, Aspas tiene que esperar en el banquillo y cuando le llame Chuck Daly para cambiar un partido, casi todo el mundo espera que lo haga, que le dé la fluidez al ataque que otros no están encontrando. Siempre consciente que es un microondas y que el domingo volverá a serlo porque otros tienen los galones.

Se habla de Diego Costa y sus tres goles en el Mundial. Diego Costa lleva 3 goles (de rodilla también vale) en 240 minutos de juego. Iago Aspas lleva un gol en 29 minutos de juego. Incluso contra Irán se quedó sin jugar. Si contamos los dos partidos de preparación que siempre son exámenes de selectividad para un Mundial, Iago Aspas lleva 2 goles en 88 minutos de juego distribuidos en 4 partidos: 45 minutos contra Suiza en banda, 14 minutos contra Túnez, 13 contra Portugal, 0 contra Irán y 16 contra Marruecos. Diego Costa lleva 3 goles en 330 minutos en 5 partidos: 60 contra Suiza, 30 contra Túnez, 77 contra Portugal, 89 contra Irán y 74 contra Marruecos. Pequeños detalles sin importancia porque Vinnie “The Microwave” Johnson tiene precisamente ese rol marcado. Otro dato como goleador de La Roja: para marcar 6 goles con la Selección, Aspas necesitó 382 minutos; Diego Costa 1137 minutos.

Y ayer Iago Aspas tuvo su momento de gloria dándole a España el primer puesto de grupo. Era el minuto 91, volvió a tirar un buen desmarque, muy intuitivo, esperó el centro de Silva e imaginó al portero tapando el primer palo; Iago decide inventar un taconazo delicatessen para cruzar el balón y que no pudiese llegar el portero. Un taconazo con la pierna derecha, ojo, detalle que algunos no valoraron en su justa medida. No fue un recurso para rematar con su pierna buena y no con la derecha; no. Fue un recurso de calidad porque sabía que era la única forma de rematar bien ese balón y de engañar al portero. El desmarque es escandaloso también, por si había alguna duda. Fue su momento de gloria como aquel inolvidable que tuvo Vinnie The Microwave Johnson contra los Blazers en el quinto partido de la Final del 90. Todo el Silverdome pudo ver como con 90-90 y 20 segundos por jugar, la pizarra de Daly dibujó una jugada para Johnson. El despiste fue que recibiese Thomas en el saque de banda de Rodman y, cuando todos pensaban en una de esas maravillosas penetraciones del base, Isiah atrajo a los defensores y asistió a Vinnie que se inventó un tiro ganador. Era la recompensa a un Sexto Hombre que sacrificó dinero y fama por su rol de secundario en los Bad Boys.

Que nadie se olvide. No fue el VAR el que salvó a España, no. Fue un chaval de Moaña que es Pichichi Nacional. Pese a ese título, él tiene que asumir su rol de soldado, de revulsivo, de dinamitador de dinámicas, de despertador de partidos en fase REM. Lo está haciendo y además con efectividad. Ayer Iago Aspas tuvo su tiro ganador contra los Blazers y lo metió. Pero, a partir de mañana, los titulares de los periódicos volverán a ser para Thomas, Dumars, Dantley, Rodman o Lambeer. Aspas representa a los Salley, Mahorn, o Edwards. Él juega con la confianza ciega de que puede meter siempre el tiro ganador. Aunque salga desde el banquillo para jugar 15 minutos. El día que no lo hagan le criticarán o dirán que no estuvo fino. Pero para Iago Aspas los minutos de la basura no existen. Su espuela nos guía el camino; su calidad también.

 
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