Feria chica... feria grande
La Firma de Eduardo Nieto
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Palencia
Mientras Palencia vivía la Feria Chica, España hacía una feria grande en el Parlamento. Era parte de la solución a un largo problema comentado con sorna en los mentideros. La sentencia Gürtel. Algunos próceres indignados hablan de “la hora de los rufianes”, - sin citar si los de antes o los futuros-. ¡Oportunismo!, vociferan, sin percatarse de la justificación de las tropelías sentenciadas. Solo se entiende la oportunidad, asumiendo la sentencia. Y se rasgan las vestiduras porque el apoyo a la censura ha sobrepasado con creces la mayoría absoluta. Traducción del demérito del gobierno por su incapacidad de conseguirlo. ¡Conglomerado!, insisten, remedando cualquier otro de las componendas precedentes. Repasen antecedentes.
¡Apocalíptico! ¡La debacle se cierne sobre España!“Lo proclaman la bolsa, -no los bolsos que ya han esquilmado otros- y la prima de riesgo”. Eso, con perdón, es terrorismo agorero, además de una provocadora falsedad demostrada. Subida del 3% y caída de la prima.
El sábado 2, la ciudadanía madrugó mirando hacia el Cerrato por ver si el cataclismo había invertido el maravilloso fenómeno de la aurora o el sol seguía saliendo por el Este. Afortunadamente, todo sigue el orden natural, salvo una desproporcionada tormenta sobre Baltanás que motivó preocupación, pero que el pueblo resolverá fácilmente.
¿Ahora descubren una crisis que precisaba solución? Pero, viene de la mano de uno “malo” que ha ganado la moción. Pues cómo sería el “bueno”, censurado-sentenciado…y las que le quedan…
Serenidad, buena gente. Vamos haciendo calidad democrática. Es largo el camino, pero la indignidad de la corrupción está sentenciada, aunque no asumida y con tan fuertes resabios que les indispone para la regeneración. La venganza es la reacción inmadura del sentido de propiedad. Por eso, lo ocurrido es muy sano. Corrige el riesgo del sentido de propiedad exclusiva de “unos” sobre España. O de dos a lo sumo, con lo del bipartidismo. Queda claro que no. Y corrige también, la idea de la corrupción como consustancial con la vida, mientras, los de siempre, seguimos soportando como fieles pecheros los desmanes de los “listos de turno”. “Se censurarán Vds. cuando salgan otras sentencias?” preguntaba Rajoy en un alarde de tapar la propia con la de otros. Torpe lógica.
Aún queda la esperanza, si no cunde el pánico que ambos exhibieron en el debate. Uno, pidiendo casi por favor que dimitiera el otro, mientras éste se refugiaba en un reservado durante 8 horas… ¡Ay, Portugal, por qué te quiero tanto…
Palencia en junio tras la moción de censura.