Hybris, Zaplana y Némesis
A Zaplana la ambición personal no le cabía en la Comunitat Valenciana. Es lícito ser ambicioso, salvo que la desmesura lleve al político a enfermar de poder
La Columna de Carlos Arcaya | Hybris, Zaplana y Némesis | 23/05/2018
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Alicante
No parece que a casi nadie en esta autonomía le haya sorprendido que Zaplana, el eterno equilibrista, haya sido detenido.
Por una parte, a políticos y periodistas lo que les llama la atención es que, hasta ahora, el expresident haya podido mantener impoluto el traje, sin mancha alguna de una corrupción asociada a los 20 años de gobierno popular.
Y por otra parte, a la ciudadanía tampoco sé si les ha sorprendido, saturados por tanto caso de corrupción.
Pero Zaplana no es otro detenido más. Es quien le puso a esta autonomía una efectiva mordaza que los ciudadanos llevaron mientras duraron los fuegos artificiales.
Siempre se ha dicho que a Zaplana la ambición personal no le cabía en la Comunitat Valenciana. Y es lícito ser ambicioso, salvo que la desmesura, le lleve al político a enfermar de poder.
Y de ello ya hablaban los antiguos griegos. Hablaban de Hybris y de Némesis. Con Hybris se referían a los excesos a la hora de buscar el éxito, la gloria o el poder. Y Némesis era su antagonista, la diosa que castigaba a quien olvidaba la mesura, la moderación o la sobriedad.