¿Podemos comer tranquilos?
“Podemos comer tranquilos” debería ser una frase que pronunciáramos sin signos de interrogación
"La línea roja" con Matías Vallés (10/05/18)
01:13
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PALMA
“Podemos comer tranquilos” debería ser una frase que pronunciáramos sin signos de interrogación.
Sin embargo, la tercera operación policial del año contra grandes distribuidores de alimentos caducados obliga a transformar la afirmación en interrogación.
¿Podemos comer tranquilos? Y ¿qué hacer con la comida pasada?
Arias Cañete, que presumía de consumir yogures más allá de la fecha de caducidad, no puede comerse todos los alimentos caducados de Balears.
De seguir así, habrá que dudar sobre la falsedad de las intoxicaciones masivas que dicen sufrir los turistas britanicos.
Y si la suerte de los visitantes esporádicos no impresiona, buena parte de la carne acaba distribuida en los colegios y hospitales de las islas.
La patronal de la alimentación se quejaba amargamente de la prensa sensacionalista, cuando surgió la primera intervención policial.
Con tres operaciones policiales inmovilizando carne caducada, tal vez los empresarios deberían preocuparse más de sus colegas que de los medios.
Dada la precariedad de la administración, que cuenta con los escasos inspectores necesarios para que los desaprensivos campen a sus anchas, cabe preguntarse si los tres ejemplos desvelados constituyen la punta del iceberg.
Y si alguien va a escudarse en los estrechos márgenes del negocio, recordaremos que la alimentación es más cara aquí que en cualquier otra región de España.
