Palencia atrapada y viva

Palencia

Mirando a la provincia con el cristal más nítido y amable posible cuesta encontrar los límites de la ilusión. Es lo que nos está llevando en estos momentos al borde de la rebelión. Porque, además de no plantear proyecto de futuro, que haberlo sí lo hay, se han encendido las espoletas sociales que despiertan mayor sensibilidad por la incuria de los gobernantes. Abandono de la gran mayoría de la población mayor, pensionistas y dependientes y la desigualdad social y de género.

Palencia pierde 4 habitantes cada día desde hace tiempo.

Cuando se observan con perspectiva los proyectos-presupuesto de la diputación, como ente de ordenación provincial, se concluye que al cabo de los años nada cambia. Mismas partidas, mismas consignaciones con distintos nombres y sin proyecto de futuro. Como si todo fuera bien.

Estamos atrapados en la falta de dinamismo socioeconómico, que no responde a las necesidades reales de la ciudadanía y sí a los que manejan los hilos financieros. Aquí, ora se juntan las partidas y se la da otra denominación o se disgregan en otros títulos. Años, lustros, décadas y hasta más de un siglo para mantener una vela que se consume lentamente. “De no haber sido por la función de las diputaciones hubiese sido peor”. Recurso argumental incontestable por la imposibilidad de comprobación. Lo que sabemos es que, por determinados intereses, la participación de las corporaciones locales en los Presupuestos Generales del Estado sigue estancado en 13 %, cuando su previsión era del 25 % sin interferencias provinciales. Las corporaciones locales se supeditan al dictado de la diputación, convencidas de que es una ventaja. Craso error

Esa escasa cuantía neutraliza su capacidad de actuación, derivando la misma en pinceladas de gestión menor, que en ningún caso satisfacen las condiciones mínimas. La supervivencia en el medio rural se está demostrando heroica por carencias básicas de asistencia sanitaria, educativa, comunicacional, financiera, de acceso a bienes de subsistencia básica, etc. Si tenemos que desplazarnos para casi todo y constantemente, pues nos vamos, concluyen.

Únete al canal de WhatsApp de la SER

Otro tanto ocurre en la ciudad, escasez que nos lleva a la austeridad-atonía y a convertirnos paulatinamente en un barrio de la gran ciudad, venga quien venga y menos si es un misógino. Recuerden la banda amarilla de la mujer palentina. Por algo será. Hágase valer.