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El viaje del Lignum Crucis

La reliquia de Santo Toribio regresa por un día a la primera tierra que lo albergó en la Península Ibérica, Astorga

Lignum Crucis.(Getty Images)

Lignum Crucis.

Santander

El Lignum Crucis que se custodia en Santo Toribio de Liébana dejará por un día su refugio a los pies de los Picos de Europa para regresar a la primera tierra que lo albergó en la Península Ibérica, Astorga, ya que fue un obispo asturicense el que llevó la reliquia al monasterio cántabro.

Pocos días después del cierre de su Puerta del Perdón y de la clausura de un Año Jubilar que ha llevado a Liébana a 1,2 millones de peregrinos, el Lignum Crucis saldrá del santuario del 5 al 6 de mayo para estar en Astorga.

Esta peregrinación servirá como hermanamiento de las cuatro Diócesis que forman la Provincia Eclesiástica de Oviedo, a la que pertenecen Santander, Astorga, León, y la propia de Oviedo, que es la metropolitana.

Este viaje, una salida excepcional, se hará con importantes medidas de seguridad y forma parte de una serie de celebraciones que se van a desarrollar en la Catedral de Astorga en los primeros días de mayo.

El vicario general de Santander, Sergio Llata, ha señalado así que hay prevista una misa de recepción y otros actos de adoración, "muy similares a los que tienen lugar en Santo Toribio".

José María Alonso del Val, religioso franciscano gran conocedor de la reliquia, ha explicado que el desplazamiento del Lignum Crucis se ha impulsado como "homenaje" a Astorga, a "su fuente originaria", desde donde después se desplazó a Liébana.

Pero los vínculos de la reliquia lebaniega y Astorga, que se retoman con este viaje de peregrinación, no solo se circunscriben a sus orígenes en la Península Ibérica, sino que continuó siglos después.

Por ejemplo está la colaboración entre Juan Jáuregui, párroco en varias comunidades cántabras y compositor del cancionero para el Jubileo de la Santa Cruz, y los sacerdotes astorganos Bernardo y Hortensio Velado, a quienes recurrió para poner letra a su obra.

El desplazamiento a Astorga también es especial porque el Lignum Crucis ha salido en contadísimas ocasiones de su retiro lebaniego. Desde la diócesis de Santander se apunta que viajó a Madrid por la Jornada Mundial de la Juventud en 2011 y Alonso del Val señala que en los años ochenta se trasladó a Sevilla para un congreso hispano de cofradías de la Vera Cruz.

El que trajo de Jerusalén a la Península Ibérica el fragmento de la Cruz fue Toribio de Astorga en el siglo V, pero los estudios indican que no se trasladó hasta el monasterio cántabro hasta el siglo IX. De ahí que, de alguna manera, este viaje de la reliquia pueda verse ahora como una vuelta al origen.

La partida de Astorga se produjo huyendo de la invasión musulmana en tiempos de Alfonso I el Católico, dado que en Liébana ya existía desde hacía doscientos años el monasterio, que fue creado por otro Toribio, Toribio el Monje, natural de Turieno.

Fue el Papa Julio II el que otorgó en 1512 el refrendo del Jubileo con una bula al monasterio de Santo Toribio, que alberga una comunidad franciscana que fue escogida, entre otros motivos, por su tradición en custodiar lugares santos, como Jerusalén.

El monasterio cántabro acaba de cerrar su último Año Jubilar, que se celebra cuando el 16 de abril cae en domingo, y el próximo será en 2023.

El cierre de la Puerta del Perdón y la clausura de la efemérides fue el pasado domingo, 22 de abril y hubo una misa presidida por el obispo de Santander, Manuel Sánchez Monge.

En la eucaristía también estuvo presente el obispo de Astorga, Juan Antonio Menéndez, además de otros obispos y arzobispos de la zona o relacionados con Cantabria.

El Lignum Crucis que se guarda en Santo Toribio de Liébana es el fragmento más grande que se conserva de la Cruz de Cristo en el mundo.

Alonso de Val destaca que la madera pertenece al brazo izquierdo de la Cruz y en ella se observa el agujero donde fue clavado Cristo, que es la parte que se besa.

Los estudios científicos que se efectuaron en el año 1958 sobre el fragmento original coincidieron en que la madera podría alcanzar la antigüedad de más de 2.000 años y con un tipo de madera de ciprés muy común en Palestina.

 
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