El viaje de “La princesa de Macao” comienza en el Stanbrook

Alicante

Esta historia de amor -un thriller sentimental es como lo define su autor, Gregorio León (Pilar de la Horadada, 1971)- comienza en el Alicante que a finales de la Guerra Civil sufría los continuos bombardeos de la aviación italiana; el último reducto para los republicanos que se hacinaron en el puerto, algunos de los cuales pudieron huir al exilio en el Stanbrook, en el barco que capitaneaba el galés Archibald Dickson.

Y termina en el Macao de la Segunda Guerra Mundial, colonia portuguesa, rodeada por los japoneses, en donde sobrevivían espías, traficantes, piratas o estrellas del cine en un ambiente asfixiante.

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Este es el trayecto que realiza su protagonista, Diana, en busca de Ramiro, el hombre del que se enamoró durante bombardeos como el del Mercado Central -que el 25 de mayo de 1938 mató a más de 300 personas- y que termina traicionándola y dejándola tirada al otro lado del mundo.

Gregorio León reconoce que le atrajo ese Alicante de las postrimerías de la Guerra Civil y del inicio de la Dictadura. De los bombardeos, a la tragedia del puerto para concluir con la llegada de las tropas italianas que controlaron la ciudad y se relacionaban con la población civil, lo que permitió que surgieran historias de amor entre militares y jóvenes alicantinas. Precisamente, el hijo de uno de esos italianos le proporcionó una serie de inspiradoras cartas de amor.

Pero además, León también reconoce que en cierta medida, el personaje de Ramiro está basado en la figura de Cayetano Zaplana, uno de los republicanos que pudo escapar del asedio de las tropas franquistas y terminó en el desierto del Sahara construyendo el Transahariano, una vía de 3.000 kilómetros que pretendía unir el puerto de Argel con el de Dakar.

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Gregorio León conoció a Cayetano cuando este tenía 97 años, pocos meses antes de su muerte.

Esta es la conversación con el periodista y escritor afincado en Murcia.