Otra joven en la playa de Riazor en medio de la alerta

A Coruña

Con alerta naranja en el mar, las playas cerradas, y olas de más de cinco metros una joven de 20 años coqueteaba con la desgracia sobre las cuatro de la mañana. Vecina de Pontevedra iba con otras dos amigas y las tres estaban de copas por la zona. Dicen los servicios de emergencia que, en evidente estado de embriaguez, se dirigió a la playa de Riazor, a la altura del Playa Club a pesar de las llamadas de alerta de sus compañeras que tuvieron la lucidez, bendita lucidez, de llamar inmediatamente a un número de emergencias. 12 días después de que el mar devolviera el cadáver de Andrea Domínguez, cuando aún resuena en el cielo de A Coruña el repiqueteo penetrante del Hélimer, en medio de un frente de temporales que nos hace añorar el sol en una primavera hija del cambio climático, ha estado a punto de volver a pasar. Al llegar a la zona el 091 la chica había salido del agua, pero echó a correr cuando la policía se dirigía a ella para determinar su estado y le pusieron una multa por infracción grave de resistencia a la autoridad. Es grave gravísimo lo ocurrido, imaginen a los policías detrás de la joven con el agua al lado. En esta ciudad esa imagen se acompaña de mucho dolor. Hay que buscar soluciones con los pubs de la zona para que alerten a los clientes de la situación. Colocar carteles luminosos, darle una vuelta a esas escaleras que llevan al mar en el Paseo y, sobre todo, plantearse la imposición de sanciones contundentes ante estas situaciones.

Los héroes del Orzán.