“En la Semana Santa de este año, no seas…”

Murcia

Adiós al marrano durante las fiestas

Entre esos tambores y cornetas que entonan el himno de la recién estrenada Semana Santa murciana, se nos ha colado una noticia de aparente escaso interés, pero que un servidor desearía comentar–con el permiso del respetable- muy brevemente.

Resulta que la concejala de la cosa, Rebeca Pérez, ha salido a la palestra para anunciar públicamente que durante esta Semana Santa y, sobre todo, durante las Fiestas de Primavera los mensajes sobre nuestro comportamiento poco cívico a la hora de arrojar basuras y hacer otras guarradas por el estilo se van a suavizar.

Es decir, que no va a aparecer aquello de “no seas marrano”, que tanta popularidad cobró hace un tiempo. Y se ha suavizado hasta el punto de que ahora podremos leer “En la Semana Santa de este año, no seas…”; o bien “En la repanocha y bando huertano no seas…”. Y así sucesivamente. Todo con la intención de no dañar los finos oídos de los turistas a los que la palabra “marrano”, que es la que se echa en falta en esos mensajes, les podría herir la sensibilidad, justo estos días en los que el marrano, en sus diversas modalidades, es el plato estrella de todas nuestras barracas.

Me resulta, pues, llamativo, que en esta época, en la que la juventud, y también los menos jóvenes, dejan la ciudad de Murcia hecha un asco a base de meadas, vomitonas, plásticos, papeles, botellas vacías y otras inmundicias que terminan inundando nuestros jardines y parques más representativos, tratemos de ponernos en plan finolis.

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Y me parece mucho más ofensivo darle un solemne corte de mangas al marrano precisamente en estos días en los que don Tomás Fuertes, el modélico empresario y dueño del Pozo, ha sido nombrado, muy merecidamente, doctor honoris causa por la Universidad de Murcia.

No dejo de imaginarme a la voluntariosa e imaginativa concejala Rebeca Pérez acercarse a uno de esos muchachotes, tipo armario, medio en coma etílico, duro de mollera, con la ropa de huertano echa un desastre, ya en plena faena, y decirle: “Oiga, querido joven, ¿podría usted ser tan amable de subirse los zaragüelles y hacer sus aguas mayores o menores en un lugar adecuado para ello?”

¡Ay, si el defenestrado Roque levantara la cabeza!

Pepe Belmonte