Housesitting
Firma de opinión. Claudia Rodríguez. Kuala Lumpur.
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¡Saludos desde Kuala Lumpur, la capital de Malasia!
Tras dos intensos meses recorriendo parajes filipinos menos conocidos como Mindoro, Tablas, Romblon, Sibuyan o Padre Burgos, he venido a parar de nuevo a esta enorme ciudad.
La razón es básicamente práctica. Los costes de ampliar un visado en Filipinas son bastante caros, pero, si a ello le unes que la Semana Santa en un país extremadamente católico está al caer, era la opción más inteligente. Las Pascuas en el archipiélago asiático son toda una fiesta. A las celebraciones religiosas se les une el verano filipino, que comienza más o menos a principios de abril y aguanta todo mayo. No solo es el momento de más calor, sino también la temporada más seca y cuando ocurren las vacaciones escolares.
Como ocurre también en España, los precios de los alojamientos y transportes en Filipinas suben como la espuma. Por lo que aprovecho para decirte que, si vas a viajar al país en este momento del año, reserves con mucha antelación.
En esta ocasión, como ya he venido haciendo por otros lugares del mundo, voy a hacer housesitting. Quizás te preguntas qué es, pues no se trata de algo muy conocido en España.
El housesitting es una estupenda opción para aquellos que viajamos durante largas temporadas y nos gustan los animales. Básicamente, a través de plataformas como TrustedHousesitters, se ponen en contacto a personas que tienen una mascota y tienen que ausentarse de casa durante unos días con viajeros que se prestan a cuidarlas y, a cambio, residir en esa casa de manera gratuita. Se paga una mensualidad anual por pertenecer a la plataforma y se requiere documentación para seguridad de las partes.
Así es cómo pasé más de un mes en una casa en un barrio pijo de Miami, mes y medio en un apartamento en pleno centro de Tokio, algunas semanas en un acogedor piso en Ámsterdam y cómo voy a quedarme una semana en un condominio con piscina con vistas a las torres Petronas.
¿Lo practicarías?