Potasio: el control de la chuche de las viñas
El Consejo Regulador de la Ribera del Duero financia y colabora con una investigación del Instituto del Vino de la Universidad de León para controlar este mineral que influye en el PH y acidez de los caldos
El director del Instituto de la Viña y el Vino de la Universidad de León, Enrique Garzón, presenta la investigación sobre la disminución de potasio en la uva Tempranillo bajo la atenta mirada del público y del responsable de experimentación del Consejo Re / Consejo Regulador Ribera del Duero
RIBERA DEL DUERO
Si la intuición y los siglos de experiencia han sido durante siglos los mejores maestros de los viticultores de la Ribera del Duero, en las últimas décadas, la ciencia y la tecnología ha venido en apoyo de los esfuerzos por la calidad que es el santo y seña de esta comarca vitivinícola.
Así lo entiende el Consejo Regulador de la Denominación de Origen Ribera del Duero, cuyo departamento de experimentación, entre otras acciones, trabaja con el único Instituto Universitario de la Viña y del Vino que existe en España, el de la Universidad de León, en una investigación que permita mejorar la calidad de la uva con la que se elaborarán los vinos de la Denominación de Origen Ribereña aplicando la estrategia I+D. La investigación en marcha, en la que participa el mencionado instituto, que depende de la Universidad de León, tiene como objetivo desarrollar tecnologías para disminuir el contenido de potasio en la uva de la variedad Tempranillo, un factor que se relaciona directamente con el pH de los vinos. En las últimas horas se presentaban en la Ribera los resultados preliminares del primer año de un trabajo de investigación que está previsto que dure tres anualidades.
Aunque el potasio suele ser un mineral por el que en general las plantas tienen predilección, como si fuera una golosina para los niños, la variedad de uva tempranillo es especialmente golosa, por lo que hay que controlar de forma atenta su absorción de este nutriente. Y dados los procesos químicos y nutricionales en los que interviene el potasio, que se relacionan con la producción de azúcares, lo que busca esta investigación es una mejora de la acidez y por lo tanto del pH en el mosto y en los vinos finales.
Por eso los investigadores buscan ahora diferentes fórmulas que limiten la absorción del potasio por parte de la planta, con un primer planteamiento que abarca el análisis de todo tipo de estrategias: desde las prácticas de manejo y cuidado de la planta hasta el aporte de abonado o la combinación de otros cultivos. Este primer año de investigación ha servido para acotar las líneas de trabajo que podrían dar mejores resultados.
Y el empeño de los investigadores por alcanzar conclusiones se veía ayer compensado con creces por el interés que mostraba el público: el acto de presentación de los primeros resultados de este estudio despertaba tal interés que la sala del Centro Cultural Caja de Burgos se quedaba pequeña para acoger a profesionales y jóvenes estudiantes de la materia, que escucharon atentos las explicaciones de a Enrique Garzón Jimeno, Director del Instituto de Investigación de la Viña y el Vino de la Universidad de León que estuvo acompañado de Alberto Tobes, responsable de Experimentación y Ensayo de la DO Ribera del Duero.
El público pudo asistir también a la charla que ofreció a continuación el Subdirector del Instituto de la Viña y el Vino, Juan José Rubio Coque sobre avances y estrategias en el control de enfermedades de madera en la vid y que incide sobre todo en medidas preventivas, dada la gran dificultad que supone curar una enfermedad una vez adquirida. Dos son las investigaciones, novedosas a nivel mundial que se centran: la protección de heridas de poda con sustancias naturales con propiedades antifúngicas, como el extracto de ajo o la vainillina, y un segundo sistema que consiste la incorporación de bacterias con propiedades protectoras en las propias raíces de la planta, un sistema no muy complicado para el agricultor, pero que solo puede aplicarse con nuevos plantones.
