El ejemplo de Óscar Husillos
La Firma de Pedro Brouilhet
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"El ejemplo de Óscar Husillos", la Firma de Pedro Brouilhet
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Palencia
En todas partes encontramos a alguien que se cree que nunca se equivoca o al menos eso pretende, quien es incapaz de reconocer sus errores, sus faltas de ortografía y pretende corregir o reírse de las de los demás, quien pretende decir lo que se puede o no hacer y hace todo lo contrario de lo que dice. ¡Haz lo que yo digo, pero no lo que yo hago¡
No es algo fuera de lo común que alguien sea incapaz de reconocer sus errores, lo que está pasando en nuestro país es una prueba. Las personas que aconsejan cuando ellas son las menos indicadas también son una gran prueba de ello.
Cada persona se trata a sí misma como intocable, como si todo lo que hicieran estuviera plenamente justificado siempre, cosa que les impide avanzar en su vida personal y laboral. En el mundo real las personas que no reconocen sus errores son personas vacías…
Reconocer los errores propios abre un montón de puertas. Deja de buscar la paja en el ojo ajeno y mira la viga en el tuyo.
Un ejemplo de reconocer un fallo es Óscar Husillos, ganador del oro en 400 metros en el Mundial de atletismo en pista cubierta de Birmingham y posteriormente descalificado, ha explicado que la penalización "era clara y justa", al llegar a Madrid.
"Se peleó hasta el final por la recalificación, pero no prosperó y hay que asumirlo", ha manifestado nuestro paisano, que actualmente ostenta el récord de España de 200, 300 y 400 metros lisos.
Y quizás podemos pensar que es una tontería. Que no hay que ser tan estrictos con las normas. Había alcanzado por sí solo una marca inalcanzable desde hace 30 años, mucho esfuerzo, muchas horas e inquietudes, que se van al traste por un artículo de un reglamento y una pisada fuera de lugar, que no influía sensiblemente en el resultado. Y Óscar Husillos, nuestro atleta, se lo tomó bien, con elegancia. Consciente de que cuáles eran las normas y de que debía cumplirlas todas.
Muchas veces nos pasa eso. Lo hacemos casi todo bien, cumpliendo y esforzándonos, aunque vayamos bordeando el límite. Sin cometer grandes errores, sólo pequeños fallos. Cuando descubras ese pequeño fallo, ese límite que has cruzado tímidamente, ese diminuto error que no se nota, no te apures. Reconócelo, asúmelo y sigue adelante con ganas de superarte. Sabiendo que lo importante no es no fallar, si no reconocer el fallo a tiempo de poder evitar el siguiente.
Desde el sábado soy un fan de Óscar Husillos. Estoy seguro que este verano celebraremos su oro en el Campeonato de Europa al aire libre. Es muy bueno, con una cabeza amueblada, con un gran entrenador, con un pueblo, el de Astudillo que le mima. Y tiene el reconocimiento de la sociedad española que ha descubierto en él un héroe al que imitar. Pocas veces he visto en Palencia un reconocimiento tan unánime de la población.
Querido Óscar Husillos: tus lágrimas de tristeza se transformarán en alegría. Tú rabia en satisfacción. Tu esfuerzo en recompensa. Tu nombre ya está inscrito en la historia del deporte. Si sigues por este camino pronto serás leyenda. ¡Ánimo y adelante!