“Traer a un niño bieloruso, te cambia la vida”
La Asociación Acobi cierra estos días su campaña de acogimiento de menores afectados por el desastre nuclear de Chernobil.
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Los niños llegados de Bielorusia despidiendose el verano pasado, de sus vacaciones en Cantabria.(Acobi)
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Santander
Han pasado más 30 años desde la explosión del reactor 4 de Chernobil (Ucrania) y los efectos del accidente todavía son evidentes y sus efectos persistentes. La contaminación no se ve, ni se nota en el ambiente pero está y sus efectos se perciben cada vez que se conoce un nuevo caso de cáncer.
La Asociación Acobi trabaja en favor de niños y adolescentes que presentan situaciones familiares desfavorecidas o de orfanatos de Bielorrusia y que se encuentran expuestos a los efectos de Chernobil.
El gobierno bielorruso no permite el viaje de menores con enfermedades graves; pero esto no significa que los menores estén “sanos”; de forma general, suelen llegar delgados, con retraso en su crecimiento y con problemas en la dentición. Cuando llegan a Cantabria se les realizan revisiones médicas que aportan información sobre su estado de salud.
La campaña de acogimiento de verano dura unos 2 meses, entre finales de Junio a finales de Agosto y se traduce en una importante recuperación física y emocional para los niños. Irene Cubero, presidenta de Acobi Castro explica que el pasado verano se logró traer a 13 menores y que es muy duro saber que son muchos los que se tienen que quedar en Bielorusia por falta de familias acogedoras.
Carmelo Pérez y Nuria Pérez, representantes de familias acogedoras coinciden en que la experiencia del acogimiento es muy gratificante y que conocer a uno de estos de niños “te cambia la vida”.