Siete años de cárcel para el yihadista detenido en Cebreros
Abdelouahab Tahtah era el líder de un grupo que ensalzaba al Estado Islámico a través de las redes sociales para captar adeptos
Madrid
La Audiencia Nacional ha condenado a siete miembros de una célula yihadista de propaganda a penas de entre 3 años y 9 meses y 7 años y medio de prisión por ensalzar al Estado Islámico con comentarios en internet, vídeos y fotografías.
Los miembros de la célula - que fue desarticulada en marzo de 2015 - reconocieron haber realizado comentarios violentos, aunque se mostraron arrepentidos de las imágenes que colgaron en la red, así como de las conversaciones telefónicas que mantuvieron entre ellos.
"Venga, a cortar cuellos", "hay que matar a los que gobiernan hoy" o "los muyahidines están bien preparados y vendrán aquí" son algunas de las frases pinchadas a los condenados.
Entre esas conversaciones destacan las del líder del grupo, Abdelouahab Tahtah, quien llegó a grabar a su propio hijo diciendo que quería ser yihadista de mayor y besando la imagen de un líder del Estado Islámico.
En el registro a la casa de Tahtah en la localidad de Cebreros (Ávila), se encontraron muchas anotaciones manuscritas con mensajes yihadistas e incluso una con amenazas al rey de España, Felipe VI, que decía: "Y a ti Felipe, la única manera en la que verás el dolor de la pérdida de los hijos es cuando veas a tus dos preciosas hijas debajo de escombros".
La sentencia explica que cuando los miembros de la célula hablaban de los detenidos que se estaban entrenando para ir a combatir con el Dáesh se referían a ellos como "gente normal que vive en España y se va para allá", les aconsejaban no decir en las redes sociales que "quieren ir" y usaban la palabra clave "Buyafar" para referirse a Siria.
El grupo tenía 42 perfiles abiertos en diferentes redes sociales, así como diez páginas, comunidades y grupos, donde colgaban material de todo tipo, incluyendo vídeos de decapitaciones.
La Audiencia Nacional les condena a un delito de adoctrinamiento terrorista e impone la pena más alta a Tahtah, cuya defensa alegó en un primer momento en el juicio que era confidente policial para pedir su absolución, aunque finalmente el propio acusado reconoció los hechos.
