No son juguetes
El comentario de Ana Mellado
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Palencia
Muchos de ustedes habrán visto en estos días un anuncio en televisión que tiene como protagonistas a un niño y un perro que se conocen en una gasolinera. La historia nos muestra cómo, gracias a la magia de la Navidad, el animal abandonado encuentra una familia de acogida. Un final feliz, que desgraciadamente no suele tener un reflejo en la vida real.
Ahora que está cerca el 6 de enero, son muchos los niños que incluyen en su carta a los Reyes Magos un regalo que no es un juguete. Y algunos padres, seducidos por la idea de sorprender y agradar a sus hijos o incluso premiarlos por su buen comportamiento, ceden y dan su consentimiento a los Reyes para que ese día la sorpresa sea un cachorro.
Pero a veces esos padres no valoran todo lo que supone la llegada de un animal a casa. Y de esta forma, al cabo de pocos meses, incluso días, hay familias que descubren que ni el niño es tan responsable como para hacerse cargo del perro, ni los adultos están dispuestos a asumir los paseos diarios, la educación del cachorro o los gastos del veterinario. Es probable que aguanten algunas semanas más, pero también es muy posible que el perro deje de entrar en sus planes, por ejemplo en el siguiente viaje que realicen, momento que aprovecharán para abandonar, a quien en su día fue el regalo de Reyes más espectacular.
Y el abandono no tiene por qué producirse en una carretera de mala muerte o en una gasolinera. Hay quienes se dirigen a una protectora para, de la misma forma, abandonar a su mascota, que no será capaz de entender qué ha hecho para que su familia se aleje de él y que sufrirá enormemente ante esa separación, por lo que esto convierte a los artífices no sólo en personas irresponsables sino también en personas crueles.
A pesar de la puesta en marcha cada año de campañas de concienciación para que esto no ocurra, la realidad sigue confirmando que tras las navidades se da un gran número de casos de abandono, así que nunca está de más seguir insistiendo: Antes de llevar un animal a casa hay que pensar y valorar todos los cambios que provocará en nuestras vidas y asegurarse de estar dispuesto a asumirlos, hay que explicar a los niños que una mascota no es un juguete y hacerles corresponsables de su cuidado y educación y después de todo esto una cosa más, no dejar ni un sólo resquicio al arrepentimiento. Ellos lo agradecerán.