Cuando el ‘España, España’ eclipsó a la Marcha Radetzky

Vigo

Si Viena presume de su gran cita de todas las Navidades con ese concierto de Año Nuevo en la Goldener Saal de la Musikverein, Vigo puede sacar pecho de tener también una doble cita absolutamente impagable en la Fábrica de Chocolate. Eso sí, con cambio de fecha para no hacer competencia desleal a la cita vienesa, de ahí que hayan apostado Tony Lomba y Elio dos Santos por 28 y 30 de diciembre. Todo el mundo espera en Viena el poder oír y dar las palmas en la maravillosa acústica de la Grobe Saal cuando suena la Marcha Radetzky bajo la batuta de los grandes directores mundiales; en Vigo el clímax musical llega con la salida de Tony Lomba en paños menores y banderas rojigualdas cantando a coro con un siempre entregado público el “España, España”. Tony Lomba y Elio dos Santos vuelven a la carga con su doble concierto de la Navidad viguesa que algún día intentarán copiar en Viena o en otras ciudades. Por lo de ahora, ya han exportado su cita navideña a Santiago con un gran éxito de público y de crítica (de ellos mismos).

Este año han querido hacer un guiño a Donald Trump y al pueblo americano después de un infartante Supermates electoral. En el Tour Make Spain Great Again sonarán temas que han trabajado en este mes y medio de pretemporada y de concentración cartuja. Pero que no se preocupen los incondicionales porque no faltarán, en la siempre debatida setlist, los temas habituales como Hoy es un día especial, Ese amor de Abuela o Bunbury.

Ya dice Eladio que cada concierto es único. Incluso hay temas que han sonado por primera y única vez en una sesión de improvisación solamente al alcance de un crooner vigués de altura, en el amplio sentido de la palabra. Tony Lomba se entregará al público como solamente él sabe, aunque después tenga que contabilizar los moretones que le van saliendo de esos momentos que superan en intensidad a la Marcha Radetzky. Eso sí, a un precio mucho más popular y populoso para que los incondicionales de la cita navideña viguesa puedan peregrinar hacia esa Meca del “tonylombismo” que es la Fábrica de Chocolate.

Algún día sonarán en Viena y a partir de ese 1 de enero nada será igual. Les cambiará la vida a todos los vieneses y turistas que saldrán con ganas de cambiar su playlist, la banda sonora de su día a día. Ya no sonará ni la Marcha Radetzky ni la Novena Sinfonía de Beethoven; todos saldrán de la Goldener Saal tarareando el “España España, bandera, bandera…”