Carlos Soler sí quiere la camiseta

Valencia

No era tan difícil verlo, aunque Prandelli haya esperado para atreverse a la última media hora de una eliminatoria infumable. En esta maldita época de depresión y nula estructura deportiva, una de las bases para iniciar el retorno del Valencia de siempre tiene que pasar forzosamente por la cantera. Por la implicación. Por la calidad. Por el hambre. En poco más de treinta minutos, Carlos Soler se ha ganado, como poco, el derecho a contar para el técnico italiano. Porque tiene de todo eso. 

Es más, si Cesare Prandelli tuviera un jefe -que no lo tiene- dentro de la dirección deportiva, ya habría recibido una consigna de club para favorecer que el mediocentro canterano acumule minutos en Primera durante los próximos meses. Ante la cruda realidad de una temporada perdida, qué menos que tratar de formar un jugador con capacidad y potencial para asentarse en el primer equipo.

Desconozco (aunque intuyo) si algún día Carlos Soler será mejor que Enzo, Medrán o Mario Suárez, pero sí es evidente que, a día de hoy, ofrece un rendimiento, como poco, equiparable al de todos ellos. Cuando no superior. Antes que invertir, con dudas, varios millones de euros en un fichaje que complique más si cabe la cifra de Fair Play Financiero, ahí está Paterna. Como toda la vida, generando futbolistas de alto nivel que sueñan con jugar en el Valencia. 

El problema de Carlos Soler es el momento que vive la sociedad. Con un entrenador, Prandelli, que, además, recela de toda aquella incorporación que no llegue precedida por un DNI que ronde la treintena. Su respuesta sobre el posible fichaje de Nemanja Maksimovic lo dice todo: "ya tenemos suficientes jugadores jóvenes en la plantilla". Ojalá uno de ellos sea Carlos. Se lo está ganando.