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Liga ACB

Un cuarto excelso que vale una victoria

Tras un duelo igualado, el Obra hila la segunda victoria consecutiva ante la Penya, 80-67

Los jugadores del Obradoiro, Matulionis, Pustovyi y Cárdenas celebran la victoria de su equipo frente al Joventut / Lavandeira jr (EFE)

 Los jugadores del Obradoiro, Matulionis, Pustovyi y Cárdenas celebran la victoria de su equipo frente al Joventut

Santiago de Compostela

Cada victoria en la Liga ACB cuesta trabajo, sudor y hasta sangre, la que brotó de la ceja de Matiulonis (un titán en defensa) tras recibir un golpe de un contrario. Pero el Río Natura Monbús Obradoiro supo madurar el partido, mantener la intensidad en defensa, no desconectarse del partido en ningún momento y dar el hachazo cuando surgió la oportunidad. En el último cuarto, liderados por un inconmensurable Deividas Dulkys, el Obra se hizo con la cuarta victoria del curso.

El equipo de Moncho Fernández salió mandón al partido, con una defensa asfixiante sobre su rival que tuvo que fiarlo casi todo al lanzamiento exterior. El Joventut aguantó mientras le entraron los triples, ya que salvo algún desajuste puntual cerca del aro, tuvieron que fiar todo los de Diego Ocampo al tiro de larga distancia (12/35 T3). Como muestra, decir que los catalanes tardaron casi cuatro minutos en meter su primera canasta. Mientras, McConell guiaba al equipo santiagués y además acertaca con el aro rival. La primera reacción verdinegra llegó de la mano de Albert Sabat, que clavó dos triples consecutivos para mostrar lo que sería la tónica durante tres cuartos del partido: máxima igualdad con mínimas diferencias para uno y otro equipo. Así, se llegó al descanso con 40-37. Por cierto, cuando McConell estuvo en el banco, Pepe Pozas asió el timón del Obra sin titubeo alguno e incluso metió un triple desde 8 metros.

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En el tercer cuarto el intercambió de golpes fue continuo, así que el partido entró en los últimos diez minutos con el marcador apretado al máximo (57-55). Un triple de Ventura volvió a poner por delante al Joventut. La afición obradoirista se hizo sentir, empujó lo suficiente para que sus jugadores ganaran intensidad defensiva de nuevo. Y en un visto y no visto, y con un gran Dulkys, el Obra se fue un poquito (67-61).

Diego Ocampo pidió tiempo muerto. Pero su equipo continuó atascado. La diferencia aumentó al tiempo que se diluían las opciones del Joventut de puntuar en Santiago (73-63). El Obra supo manejar el tiempo restante con posesiones largas y el rival se quedó sin reacción esperando el marcador defintivo tras un último parcial de 23-12.

 
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