Delincuentes medioambientales
El comentario de Juan Francisco Rojo
Palencia
De aquellos polvos, vienen estos lodos; que diría nuestro querido Mariano Bustillo. Me refiero a esos presuntos empresarios que gestionaron azucareras en nuestra provincia, en Venta de Baños y Monzón, para luego desmantelarlas y, como auténticos depredadores, dejar la basura, la porquería, la mierda hablando en plata, a los pueblos en los que estaban asentados.
La llama la atención la falta de escrúpulos con la que actúan este tipo de compañías. En el fondo, el territorio, el medio ambiente, su entorno les importa un carajo. Ya vendrá la Junta, el Gobierno, los ayuntamientos a arreglar el desaguisado con dinero de todos y años después. Algunos acaban en los juzgados, sí; por dejar y manejar inadecuadamente vinazas y otros vertidos tóxicos y peligrosos que pueden provocar una catástrofe medioambiental.
Lo de las azucareras con Palencia es la constatación de una mala práctica empresarial en estos tiempos en los que tanto se habla de responsabilidad social corporativa. En algún caso se llegó a la mentira más flagrante para poner pies en polvorosa. En Monzón, estos bandidos, estos trileros, estos sinvergüenzas, prometieron el desarrollo de actividades económicas alternativas como compensación al cierre de la azucarera. Mintieron como bellacos. Como lo que son, como delincuentes. Ya la administración se lo permitió. Calló ante la mentira y el engaño y se convirtió en cómplice de una gran patraña que el tiempo fue tapando, como los residuos tapan los terrenos de la antigua azucarera de Venta de Baños.
En este segundo caso, ahora nos toca sanear el espacio con dinero público. A la Junta, que ahora se hace la foto con el Ayuntamiento de Venta de Baños, le ha costado moverse. Ha habido que espolearla. Partidos de la oposición se han afanado en visibilizar lo que estaba pasando en el municipio venteño.
De nuevo la constatación de que no debemos permanecer con los brazos bajados ante este tipo de desmanes. El azúcar en Palencia sabe amargo. Se fueron, se llevaron el empleo y nos dejaron la mierda. Luego nos preguntamos por qué sufrimos con tanta virulencia la sangría de la despoblación.