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La visita de Fidel Castro a Extremadura

"Me llevo el recuerdo triste de haber estado tan poco tiempo y el recuerdo inolvidable de haber conocido a tan excelentes personas como los extremeños", dijo el comandante en 1998

Fidel Castro con Rodríguez Ibarra en Mérida. / Cadena SER

Fidel Castro con Rodríguez Ibarra en Mérida.

Mérida

Estuvo tan sólo 15 horas, llegó con casi seis de retraso porque su avión privado no podía aterrizar en el aeropuerto de Talavera la Real, pero su visita no dejó a nadie indiferente. Tampoco a los más de cien periodistas que asistieron a una larga rueda de prensa en la sede de Presidencia de la Junta con el habitual extenso discurso de Castro. El líder de la revolución comenzó disculpándose por la demora: "No tengo maneras de expresar la vergüenza que siento".

Venía desde Lisboa, tras haber estado en Oporto donde había participado en la séptima Cumbre Iberoamericana, e hizo parada en Mérida antes de seguir para Madrid donde fue recibido por José María Aznar, presidente del Gobierno en aquel momento.

Fidel Castro, que ha fallecido este sábado con 90 años, estuvo en la capital extremeña el 19 y 20 de octubre de 1998 para devolverle la visita al presidente de la Junta de Extremadura, Juan Carlos Rodríguez Ibarra, que estuvo tres meses antes en La Habana. El comandante cubano, que fue recibido por un millar de militantes del Partido Comunista de España y simpatizantes de la Revolución Cubana, mantuvo una cena con 35 representantes institucionales que se prolongó hasta las cinco de la madrugada.

Con constantes bromas y en un tono amable, describió como en su viaje hasta Mérida se acordó "de las guerras napoleónicas, las batallas y las luchas" y se sintió "como sí estuviese invadiendo España desde Lisboa". El líder cubano también piropeó a los productos gastronómicos de la región, de los que destacó el jamón ibérico, que consideró "demasiado bueno como para no acostumbrarme" y "ese queso cremoso" (en referencia a la Torta del Casar).

Al día siguiente tras dormir cuatro horas, mucho más de lo que solía descansar, visitó el Teatro Romano de Mérida, el Anfiteatro y el Museo Nacional de Arte Romano. Castro manifestó haber quedado impresionado con el patrimonio histórico de Mérida y elogió el carácter de los extremeños a los que definió como "luchadores y tenaces".

Precisamente en el Teatro Romano mantuvo un encuentro con la prensa donde habló sobre el arresto de Pinochet en Londres tras la orden de detención dictada por el juez Baltasar Garzón: "Los padrinos de Pinochet han sido los responsables de 30.000 desaparecidos en Argentina; de 3.000, entre desaparecidos y muertos en Chile; de 150.000 víctimas en Guatemala, desde aquella invasión liberadora que organizó la CIA en el año 1954 y allí, precisamente, estaba el Che ejerciendo su oficio de médico, cuando el golpe que derribó a Arbenz porque hizo una reforma agraria", aseguró Castro.

En alusión a los Estados Unidos, su principal enemigo, como lo definió, Castro se planteó si "algún día quedarán una ruinas parecidas del imperio decadente" y se mostró "maravillado" e "impresionado" por los monumentos romanos.

Declaró haberse ido con la pena de no estar más tiempo en la región de la que se fue con la obligación de volver pronto: "Me voy con el recuerdo triste de haber estado tan poco tiempo y el recuerdo inolvidable de haber conocido a tan excelentes personas como los extremeños". Incluso bromeó el comandante: "Además, tenemos algo en común: a ustedes los llaman los extremeños, y a nosotros nos llaman los extremistas".

 
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