¡Qué rabia!

Madrid

Cero reproches al Sporting. La rabia de haber tenido tan sumamente cerca la posibilidad de puntuar en el Santiago Bernabéu no puede empañar la extraordinaria imagen que dejó el equipo gijonés, que hizo mejor fútbol que el Real Madrid, el galáctico líder de la Liga. Ese penalti fallado que quedará mucho tiempo en la memoria de Cop y del sportinguismo duele, pero todo lo demás refuerza al equipo. Así, sí. Así se puede aspirar a algo. Ahora hace falta no olvidarlo.

No era solo un partido; era un examen para el Sporting. El encuentro lo perdió, pero el examen lo aprobaron los rojiblancos con nota. Hicieron todo lo que se les puede exigir en este escenario y en cualquiera: pusieron garra, intensidad, pundonor, quisieron la pelota y se lo pusieron muy difícil al Madrid, con momentos incluso de buen fútbol. Es decir, todo lo que no se vio ante la Real Sociedad. De no haber fallado el penalti, horriblemente lanzado por Cop, y no haber concedido dos errores en defensa (un penalti evitable y discutible y un fallo, otro, de Fernando Amorebieta) el Sporting podía haberle dado un susto todavía mayor al Real Madrid. Pero los rojiblancos pudieron salir con la cabeza bien alta del Bernabéu. Y eso, teniendo en cuenta el escenario y los precedentes, no es poca cosa.

Empezó el Sporting lanzando un par de avisos, con un disparo de Cop y otro de Carmona con el exterior. No atinaron los rojiblancos y sí el Madrid, en su primera llegada al área. Moi Gómez cometió un penalti evitable (también discutible) sobre Lucas Vázquez y Cristiano no perdonó. El portugués marcó el 2-0 aprovechando otra concesión del Sporting: Amorebieta no acertó a despejar un centro lateral y Cristiano remató de cabeza de forma inapelable, sin que el debutante Diego Mariño pudiera hacer nada.

El marcador apuntaba a una goleada escandalosa, pero las sensaciones no. El Sporting disputaba la posesión de la pelota al Real Madrid, llegaba al área rival y generaba problemas a los blancos. Antes del descanso los gijoneses recortaron diferencias: Moi Gómez robó un balón, abrió para Isma López, que asistió a Carmona, que remató con el exterior para poner el 2-1 en el marcador.

Al Madrid le entraron las dudas y al Sporting le creció la confianza. Y en el Bernabéu se produjo lo nunca visto: un Madrid encerrado en su campo, un rival que buscaba el empate, un banquillo blanco que miraba el reloj y una grada que silbaba a sus futbolistas.

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En ese ambiente, llegó la gran ocasión. Víctor Rodríguez, que había salido desde el banquillo para revolucionar el partido (y a fe que lo consiguió) fue derribado en el área por un agarrón de Nacho. Cop tiró la pena máxima. El croata se tomó las pulsaciones antes de lanzar. Lo que no hizo fue volver a medirlas después, cuando marró escandalosamente la pena máxima. Todo el sportinguismo lamentaba que al Sporting se le escapara una oportunidad así, un punto tan merecido.

Siguió el Sporting atacando, plantando cara, intentando a la desesperada conseguir algo que reforzara su clasificación. No logró, pero el equipo sale muy reforzado de este partido. Este es el camino.