Será como aquella canción de los años 2000
El Celta se la jugará en la última jornada como en Milán y Palermo
Vigo
El Celta se complicó la vida. Lo hizo con los titulares en una de esas finales en las que te la juegas a cara o cruz. Y así fue el partido un cara y cruz en donde Berizzo no fue capaz de encontrar el freno de mano a un partido abierto. Ahora se la tendrá que jugar en la última jornada en Atenas y también ver por el retrovisor televisivo lo que hace el Standard con el Ajax. Será importante saber si habrá "biscotto de la Benelux", si el Ajax irá de excursión o si los holandeses se lo tomarán igual de serio que el del Panathinaikos. En las dos últimas participaciones europeas del Celta se jugó el pase en la fase de grupos en la última jornada. Fue en Milán y en Palermo. Ganó en Milán y empató en Palermo. En ambas ocasiones se clasificó. En ese contexto habrá que ver como se desenvuelve dentro de unos días el Celta ante el Panathinaikos para evitar el recurrente titular de Tragedia griega. Todo por hacer, todo por decidir. Es cierto que en peores condiciones europeas que las dos últimas veces, pero en mejores en Liga. Este año se ha priorizado el no jugar con fuego en la competición doméstica y el Celta puede hacer las desconexiones de Europa League sin tener que hacer las sumas del descenso. Por lo menos por ahora. En esas dos finales, los técnicos ya habían sido ratificados. Es más, en Milán, Lotina sabía que una derrota conllevaba su adiós y la llegada de Del Bosque. Antes de Palermo, Vázquez ya había tenido alguno de esos partidos en los que se jugaba más que tres puntos. La situación en Liga está normalizada, vamos a ver si el Celta es capaz de poder hacer los deberes europeos sin descuidar las tareas domésticas. Los optimistas podrán decir que, por lo menos, no quedamos eliminados; los pesimistas que tiramos la Europa League; los súper optimistas que todavía queda una bala y que peor se estaba cuando el 4%; los detractores podrán argumentar que somos muy superiores al Standard e incluso al resto de los equipos del grupo. Todas estas teorías se maridaron al término del partido. Convivían entre la decepción, el cabreo, la esperanza y las cuentas. Lo que está claro es que el resultado de ayer es merecido y el Standard, que tiene bastante más bagaje europeo que el Celta, fue superior en buena parte del encuentro. Solamente la genialidad de un Aspas que levita en su momento futbolístico y un acertado Rubén impidieron otro resultado. El Celta lleva diez años sin jugar competición europea y el Standard, desde aquella eliminatoria allá por el 2006, lleva 8 participaciones europeas y 5 de ellas empezando desde Champions League. Pero , en muchas ocasiones, lejos de vernos como el recién llegado, como el novato, se sigue viendo a los rivales con cierto aire de superioridad o de minusvaloración de su calidad o de sus ligas. Es cierto que el Celta lo tenía todo para poder ganar: titulares descansados, once de gala, se la jugaban en casa y el rival tiene problemas en su liga. Pero no funcionó la fórmula. Desacertado en la elaboración, mal defensivamente y con muchas dudas, el rookie europeo Celta pagó la novatada. Se la tendrá que jugar en la última jornada en Atenas. Berizzo tiene trabajo por delante para mejorar al equipo en lo anímico y lo futbolístico. Será en Atenas uno de esos partidos importantes. Después de la final contra el Standard, llega la final contra el Panathinaikos. Esa sí será el último enganche, del último vagón, del último tren. Ojalá se repita el final de Milán o de Palermo. Como aquella canción de los años 2000 que cantaría Iván Ferreiro con alguna pequeña modificación a pie de página.