Un problema masculino

Valencia

La celebración del día contra la violencia machista aporta este año dos novedades que se han hecho esperar. Por un lado, parece que, al fín, ningún partido político con representación parlamentaria cuestiona que estamos ante una situación de extrema gravedad que requiere de un pacto de Estado para intentar erradicarla.

Por otro, instituciones y ciudadanos parecen haber desplazado el foco para eliminar algunas de las sombras que impedían ver con claridad el problema. Lo que inicialmente se presentó en las campañas de publicidad institucionales como una cuestión de las mujeres -porque no se atrevían a denunciar-, se convirtió luego en una visión sobre el entorno social -porque miraba hacia otro lado-, y ahora centra la atención sobre los hombres para desmontar tópicos vigentes sobre la masculinidad que contribuyen, todavía hoy, a justificar lo injustificable: la violencia psíquica y física sobre las mujeres.

Queda todavía mucho camino por recorrer, no solo en la persecución de estos actos de violencia de género, que se siguen sustentando en actitudes y comportamientos cotidianos que desarrollamos de manera consciente o inconsciente, sino también en la prevención de una clase de terrorismo doméstico que solo este año ha asesinado a 40 mujeres en España. Deberíamos redoblar hoy nuestro propósito de que estas sean las últimas víctimas de la violencia machista.