“Esto es una guerra de sentimientos”
Cerca de doscientos militares con base en Cerro Muriano parten hoy hacia el Líbano entre el “orgullo" y la "preocupación” de sus familias que han acudido a despedirlos a la estación del AVE
Córdoba
Las estaciones siempre han sido lugares de felicidad, cuando acudimos a un reencuentro, y de tristeza, cuando lo que vamos a hacer es despedir a un ser querido. Hoy tocaba lo segundo. Una larga despedida por seis meses. El tiempo que los 560 militares españoles con base en Cerro Muriano van a pasar en el Líbano, a 5.000 kilómetros de Córdoba.
De la estación de Córdoba han salido hoy cerca de doscientos militares que forman la primera tanda de un relevo que se completará a lo largo de este mes de Noviembre, cuando lleguen a Líbano 560 nuevos efectivos, de los que el 75% pertenecen a la Brigada Guzmán el Bueno X con base en Cerro Muriano
Entre la emoción, el orgullo y la preocupación
Hoy en la estación del AVE hemos visto a hombres “hechos y derechos”, acostumbrados a soportar la dura vida castrense, que apenas podían, en el mejor de los casos, contener las lágrimas. Abrazados a sus esposas, apuraban los últimos minutos juntos antes de montar en el autocar que debía llevarlos al aeropuerto donde tomarían un avión rumbo a ese país del que tan poco sabemos a pesar de los años que hace que España está colaborando en el.
Un país del tamaño de Córdoba que al brigada Francisco Ruiz Calero le recuerda “a la España de los años 60” y que este militar dice que ha visto “como va prosperando gracias a la misión UNIFIL”. Con ésta es la cuarta vez que Calero, como le conocen, se despliega en Líbano. “Dejar a la familia es lo mas duro, y cada vez cuesta más” nos ha confesado a los periodistas que invadíamos ese espacio que debería ser privado de las despedidas emocionadas.
“Le vamos a echar mucho de menos”. Esta es la frase que más se repetía hoy entre los emocionados familiares que han tomado la explanada frente a la estación del AVE. La hermana de uno de estos militares nos decía que se debatía entre “el orgullo de que su hermano va a hacer una labor humanitaria, en un mundo cada vez más egoísta, y la preocupación porque son muchos meses lejos de casa”. “Esto es una guerra de sentimientos” sentenciaba.