¡No me gustan los tramposos!
La Firma de Pedro Brouilhet
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¡No me gustan los tramposos!
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Palencia
No me gustan las personas que hacen trampas. No me gusta ver a gente que para ganar al parchís intentan engañar al contrincante. Me molesta que me intenten engañar cuando voy a comprar en una tienda. Me cabrea que haya personajillos que engañen a nuestros mayores.
No soporto que haya jugadores de fútbol que han amañado partidos para ganar bastante dinero. Las apuestas que tanto se llevan ahora, ponen en tela de juicio la limpieza de algunas competiciones deportivas.
No me gusta que se engañe a la sociedad con las grandes cifras económicas, cuando la gente sencilla está viviendo otra situación. Me parece de tramposos que se quiera poner una urna tapada en una cortina para ganar una votación en un comité federal de un partido político. . Me indigna que se mire hacia otro lado cuando los casos de corrupción asoman a la ventana de un partido político.
Las trampas son trampas, y no están bien. Supongo que hay que aprenderlo desde el principio, desde lo más cotidiano. No está bien copiar en los exámenes, no está bien falsear la verdadera competición, no está bien hacer uso ilegítimo de los dineros públicos, no está bien que un hijo no pida perdón, no está bien que no reconozcamos nuestros errores... Hay tantas cosas que no están bien que, si perdemos la capacidad de detectarlas estamos perdidos.
Esta semana me ha sonado a trampa mayúscula una noticia que ha contado esta emisora a nivel nacional. El 16 de marzo de 2010, con 23 años, siendo estudiante de la Universidad Complutense y sin pasar por ningún sorteo público, Ramón Espinar compró una vivienda protegida en el municipio madrileño de Alcobendas por valor de 146.000 euros. Según la escritura notarial, a las pocas semanas de haberla comprado y sin llegar a ocupar la vivienda, el dirigente de Podemos solicitó permiso a la Comunidad de Madrid para venderla. Él mismo lo reconoce: “La escritura se efectúa en 2010 y, según se escritura, pongo el piso a la venta”. Según esta emisora este senador ganó 30.000 euros con esta operación.
¿No les suena a trampa? ¿Por qué no pasó por ningún sorteo público? ¿No es un privilegio esta concesión? ¿Puede, querido oyente, su hijo estudiante acceder a una vivienda de este tipo? ¿Pueden la mayoría de los estudiantes de Palencia realizar un Master por la compra-venta de un piso? ¿Por qué los dirigentes de su partido lo justifican? ¿Por qué nos hablan de conspiraciones?
No es de tramposos hablar de nueva política y caer en los mismos vicios que la casta a los que ellos critican. Yo creo que no le queda más remedio que presentar su dimisión y pedir perdón.
Todos podemos caer en muchas trampas que podemos llegar a justificar. Trampas cotidianas que nos empobrecen. El hombre libre es aquel que consigue sus objetivos con esfuerzo, honestidad y compromiso. Aquel que es coherente con su forma de penar y de actuar.
Me gustaría que a todas las personas que han hecho trampas con dinero público se les cayera la cara de vergüenza. Porque lo contrario es ser un sinvergüenza. Y de eso ya vamos sobrados.