De cuando Koeman soñó con aquel imberbe Celta
Un golazo de Ibra y un penalti no pitado por Markus Merk evitaron que el Celta puntuase
Vigo
22 de octubre del año 2003. Un Celta rookie en el Club de Champions League, que solamente había escuchado un par de veces la musiquita de la competición, visitaba el imponente estadio del Amsterdam Arena para medirse al potente Ajax de Ronald Koeman. Un rival que, no nos engañemos, era claro favorito a acompañar al Milan como los dos mejores de la fase de grupos. Incluso veían más rival al Brujas que había ganado la liga Belga. El Ajax bajo el estilo definido y marcado desde los tiempos de Rinus Michels, recibía a un Celta con problemas en Liga y que había logrado empatar en Brujas y contra el Milan en Balaídos. Era un Celta con el sello de Lotina, peleón, resultón, muy efectivo y poco vistoso. Un equipo al que le costaba marcar pero al que era muy difícil también hacerle daño; por lo menos en Champions, en la competición doméstica, por obra de las distracciones continentales, era otro cantar y apuntaba a drama. Aquel Ajax de Van der Vaart cuando era Van der Vaart y salían partituras de sus botas, de un lateral VIP como Maxwell al que todo el mundo comparaba con Leonardo, un Wesley Sneijder que empezaba a apuntar lo que podía dar como todocampista, Steven Pienaar reivindicando el fútbol sudafricano o el talentoso Trabelsi que había sido una de las revelaciones del Mundial. Arriba el jornalero del gol el efectivo panzer belga Wasley Sonck y Zlatan Ibrahimovic al que ya seguían todos los grandes del fútbol mundial. Eso en el once inicial, en el banquillo Nigel de Jong (el amigo de Xabi Alonso), el veterano Litmanen o el talentoso Yakubu esperaban su oportunidad. Ellos se veían muy superiores y se podría decir que, sobre el papel, lo eran. Otra cosa fue en el terreno de juego en donde volvía a sorprender Lotina (no era habitual) con aquel once en donde Pinto era el titular pese al cabreo de Cavallero, la solvente defensa la conformaron Velasco, Cáceres, Berizzo, Silvinho; Giovanella con kilometraje ilimitado y Luccin como pivotes; Jesuli y Juanfran (sopresa) como extremos y arriba Mostovoi y Milosevic. El Celta plantó cara, presionó muy arriba e intentó hacer daño por las bandas como ya le hizo al Brujas en el primer partido de la Champions. En ese debut marcó Juanfran sorprendiendo en su nueva posición de carrilero. Con 0-0 se llegó al descanso con la preocupación de Koeman por no haber sabido eludir la presión, por no hacer su fútbol y por la lesión de Van der Vaart. A partir de ahí, solamente una genialidad de Ibrahimovic que se creó el espacio a la espalda de Velasco, le hizo un cambio de ritmo al Toto Berizzo que no pudo seguirlo, le permitieron quedarse mano a mano con Pinto. Estaba un poco escorado pero le bastó un escorzo y un remate con su pierna izquierda para cruzar el balón al del Puerto de Santa María. Son las cosas que tienen los genios, aunque tengan mal genio. A partir de ahí, Koeman profanó el libro de Michels y Cruyff para especular con un resultado que les venía muy bien. El Celta se fue arriba y no consiguió el empate por la mala finalización de las jugadas y porque Markus Merk no quiso ver un penalti más grande que la cubierta del Amsterdam Arena a Jesuli. Sí; Markus Merk el que vio clarísima falta de Catanha a Reina en aquel Celta-Barcelona (2001) que, si no llega a anular ese gol, el Celta hubiese remontado la eliminatoria. Son los peajes que hay que pagar cuando eres un imberbe y tienes que enfrentarte a parte de la historia del fútbol mundial. Pero la venganza se sirve en frío y, en este caso, poco después. El 4 de noviembre visitó Balaídos el Ajax de Koeman que sabía que un empate prácticamente los ponía en órbita. Se vio tan superior el técnico holandés que incluso se permitió algún lujo como dejar en el banquillo a Heitinga o Sneijder. El Celta sabía que todo pasaba por ganar y se quitó el corsé lotiniano para dar rienda suelta al Celta del año anterior. La verticalidad de aquel equipo volvió a sorprender al rival y se puso 2-0 en el marcador. Sin cadenas, sin presión y sin miedo al vacío le pasó por encima a un Ajax que veía pasar los minutos y no encontraba soluciones. Ahí empezaron las prisas del Ajax y las ganas de defender del Celta. La calidad de los holandeses les permitió acortar distancias 2-1, pero Vagner volvía a poner al alcance de la mano la primera victoria en Champions del Celta. Como así fue. Rianxeira, gol de Van der Vaart para sufrir un poco y mucha emoción final por ese histórico triunfo. Un triunfo a la postre fundamental para conseguir la clasificación a la fase eliminatoria. Tan mal lo pasó Koeman en el campo como en la sala de prensa de Balaídos. Aquel Celta valiente había provocado que el Ajax tuvo que hacer 27 faltas para intentar frenar sus acometidas. 27 faltas el Ajax es como ver a un equipo de Rafa Benítez marcar 5 goles. En sala de prensa, Ronald incluso se encaró con un compañero periodista, no le gustaban que manchasen su nombre de discípulo de Cruyff y sabía que le iban a caer palos en su país. ¿Cómo iba a explicar aquella dolorosa derrota en Balaídos ante aquel equipo que había visto las Copas de Europa de Cruyff por la tele en blanco y negro? Sabía que igual se quedaba fuera pero confiaba en el Milan y en aquello de grande ayuda a grande. José Ignacio hizo el resto con aquella “Pepenaccia”a la milanesa. El Celta era el débil, era el pobre de la berlanguiana Plácido invitado a la casa del pudiente por Navidad. Pero el Ajax se llevó un duro golpe. Nosotros lloramos de ilusión en Champions y de tristeza y dolor en Liga. Son los peajes de ser pobre y tener tantos frentes abiertos.