Historia | Ocio y cultura

Las vidas que fuimos nos definen

Expertos se reúnen estos días para participar en las VII Jornadas de Genealogía de Arona. Admiten que, a veces, descubrir de dónde venimos o la vida de nuestros antepasados provoca un fuerte impacto

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Santa Cruz de Tenerife

Somos fruto de una larga historia que no comienza con nosotros mismos y, para descubrirla, existe una disciplina, la Genealogía, que no cuenta la vida de los reyes ni las grandes batallas, sino que recaba en nuestros orígenes para descubrir quiénes, de nuestra misma sangre, estuvieron antes que nosotros.

En Canarias existe mucho interés por la Genealogía, tal y como explica José Antonio González Marrero, secretario de la Sociedad de Estudios Genealógicos y Heráldicos de Canarias y organizador de las VII Jornadas de Genealogía de Arona (Tenerife) que se celebran del 27 al 29 de octubre y se podrán seguir en directo por el canal de youtube SEGEHECA. Según este profesor de Filología Latina en la Universidad de La Laguna la razón de ese seguimiento es "que somos un cruce de caminos, un puente y una puerta entre varios continentes". De esta manera, las ramas del árbol genealógico de los canarios tocan antepasados portugueses, flamencos, ingleses... y continúan hasta Latinoamérica, con motivo de la emigración isleña.

Bucear en la historia familiar puede, sin embargo, llevarnos a alguna decepción, pues a algunas personas les cuesta asumir ciertas revelaciones. Por eso, González Marrero recomienda no juzgar con los ojos del presente y lo ilustra con un caso propio: "Encontré una tatarabuela que era hija de madre soltera. Mi tía estuvo una semana enferma".

Y es que, admite este profesor "tener un antepasado ilegítimo causa sensación en la gente", ante lo que muchas veces le piden "no seguir por esa rama". Pero para los genealogistas siempre hay qué investigar y le otorgan tanto valor a la aparición de una madre soltera en el siglo XVIII, como a la de un escribano público del siglo XVI. La explicación es sencilla, en el primer caso se puede, por ejemplo, indagar en cómo salía adelante una mujer sola con dos hijos en una determinada época.

La Genealogía no permite únicamente resolver la incertidumbre de las circunstancias que nos han traído a cada uno de nosotros hasta donde estamos. Como señala el historiador Victorio Heredero una salida profesional entre los genealogistas en España está siendo localizar a familiares de personas que han fallecido dejando una masa hereditaria que nadie reclama. La emigración y la práctica de establecer dobles familias, tan extendidas entre los canarios de hace algunas décadas, proporciona un buen número de sorpresas, pues se han dado casos de tener que comunicar a una persona que hereda unos bienes o sumas de dinero con los que, en absoluto, contaba.

Otra circunstancia no esperada, coinciden ambos expertos, tiene relación con el descubrimiento, a veces, de que el apellido que alguien puede llevar creyendo legado de un colono, conquistador o mencey ilustre, en realidad pudo ser un regalo, como el de las tierras, a un antepasado esclavo. Precisamente, tal hallazgo confirma la frase que a menudo repiten los genealogistas: "Las grandes familias tienen siempre una parte que no es grande, y precisamente ésa es la que hay que averiguar". No en vano, la Genealogía es la disciplina que estudia las pequeñas historias. Ésas que son las vidas que fuimos.

 
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