Necesita un debate profundo, Elena Aguado profesora de la Universidad de León

León

A las Diputaciones les corresponde el gobierno y la administración autónoma de la provincia, lo dice la Constitución vigente. La búsqueda de una articulación que facilitara mayor igualdad entre territorios, sometidos a los designios de los imperantes poderes despóticos, dio origen a esta forma territorial de gobierno. Permanecieron con dictaduras y democracias, siempre pegadas al progreso primario de los pueblos y sus habitantes. Encajaron en las diferentes formas de regencia y con los diversos estamentos establecidos.

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La actual situación, definida como de crisis económica, es el argumento utilizado para plantear su eliminación. Sin embargo, en realidad sería probablemente una transformación solo de nombre, puesto que su función sería asumida, por ejemplo, por un Consejo de Alcaldes que, evidentemente, precisaría de un soporte administrativo para desarrollar su labor. En este caso, la reforma constitucional igualmente sería solo nominativa. ¿Se mantendrían los presupuestos, la división territorial del Estado y cuantos asuntos conciernen a esta figura provincial?

Elena Aguado Cabezas, profesora titular de Historia Contemporánea de la Universidad de León, expone la historia de las Diputaciones y su balance, para ratificar la necesidad de mantenerlas, especialmente en comunidades extensas, donde las ramificaciones de la tutela regional se pierden por abultadas y amplias orografías. Desde la finalización de sus estudios, la profesora Aguado ha estado vinculada a la docencia y también a la investigación, sobre todo acerca de la política contemporánea leonesa, su Tesis Doctoral se centró en la Desamortización de Mendizábal en la provincia de León. Ha escrito varios libros, en solitario y en colaboración, como Historia de la Diputación de León, bajo la dirección de Francisco Carantoña Álvarez y Gustavo Puente Feliz, y acumula abundante producción historiográfica.