Sociedad | Actualidad
VÍDEOEDITORIAL

Gilipollas a tiempo parcial o completo

El comentario de Juan Francisco Rojo

undefined

Palencia

Casi todos hemos sido gilipollas alguna vez. Es difícil escapar a esta condición. Hay algunos que son gilipollas a tiempo completo y esos ya no tienen arreglo. Un caso paradigmático de la gilipollez suprema es el candidato republicano a la presidencia de los Estados Unidos Donald Trump. Lo último, sus comentarios privados captados por una cámara en los que denigra a las mujeres. Estos comentarios, que al decirse en privado expresan lo que realmente piensa Trump, han sido la espoleta de una campaña en la que ya sabíamos de la calaña de este individuo que nunca debió ser candidato. Es impresentable.

Dicho esto, y pintado el perfil de un gilipollas a tiempo completo, hemos de reconocer que casi todos somos o hemos sido gilipollas a tiempo parcial. Y eso también debe avergonzarnos. Somos gilipollas cuando hacemos un comentario machista. ¡Nosotros no somos machistas, pensamos! Pero de repente, un amigo, un familiar, un compañero de trabajo… cualquiera hace un comentario de este tipo y nos sumamos a la fiesta. No sólo no se lo reprochamos, sino que le reímos la gracia y, si se tercia, soltamos nuestro propio chiste. Luego nos vamos a casa tan ufanos; pensando, bueno sólo ha sido una gracia.

Somos gilipollas cuando practicamos la homofobia y nos entregamos a chistes sobre las opciones sexuales de los demás que no se corresponden con las nuestras. Chistes de mariquitas que tanto éxito tuvieron en otro tiempo. Somos gilipollas cuando hacemos chistes sobre negros, gitanos y otras razas o etnias. Aquí somos más clasistas. Si el negro o gitano es famoso o tiene pasta, le queremos de novio para nuestra hija. Por ejemplo, nadie es racista con el jugador de baloncesto Kobe Bryant.

La gilipollez temporal se asoma al abismo más profundo y se convierte en peligro de ser permanente cuando recelamos de alguien por su procedencia. Alguien muy cercano me dijo una vez: el médico de mi hijo es muy bueno, le ha solucionado el problema. Y eso que al principio no me fiaba, es “panchito”. Os aseguro que no me lo invento. Y al escuchar eso de alguien a quien aprecio pensé: ¡Qué gilipollas somos a veces!

También lo somos cuando dirigimos nuestro recelo y desprecio a los refugiados a los que huyen de la guerra y de la muerte buscando algo tan simple como la dignidad humana. No iré de puro. Yo también he hecho el gilipollas parcial en varias ocasiones. Hago este comentario para redimirme y no serlo a tiempo completo. ¿Y tú? ¿Estás dispuesto a enmendarte? Te recomiendo que no seas gilipollas ni parcial ni completo. Y más si tienes hijos, porque lo que tú hagas pesa en su educación. A ver si logramos que la próxima generación sea menos gilipollas que la nuestra.

Aunque he de confesar que me preocupa ver a más de un chaval homófobo, machista o xenófobo… aprendices de gilipollas que ojalá cambien con los años.

 
  • Cadena SER

  •  
Programación
Cadena SER

Hoy por Hoy

Àngels Barceló

Comparte

Compartir desde el minuto: 00:00